El amor duele. Duele una y otra y otra y otra vez. Varias personas hemos declarado con mucha seguridad que ya tuvimos suficiente de ese veneno, que todos son iguales, que nosotros no nacimos para el amor y una larga lista de excusas para intentar rendirse a lo que debería ser una experiencia maravillosa. Seguramente estamos haciendo algo mal, podemos pensar; pero el hecho es que el amor es un regalo de la vida y vale la pena experimentarlo de la mejor manera. Compartimos contigo alguno de los motivos por los que tal vez sientes que te va realmente mal en el amor.
Asumes demasiado
Tendemos a hacer juicios todo el tiempo. Que si tal persona es tal cosa, que si mi pareja está viendo demasiado a la mesera, que ya no me ama como antes, que no contesta el mensaje porque está engañándome. ¿Te suena familiar? Todo este ruido parte del ego y se manifiesta en miedos e inseguridades. La buena noticia es que estas ideas son falsas, se fundamentan sólo en nuestro contexto personal y provocan daño para el otro y para nosotros mismos. ¿Cómo detenerlo? Imagina que los pensamientos sólo son reales si se basan en el amor, así podrás distinguir cuando se trata de tu ego emitiendo juicios de una verdadera intuición.
Nota relacionada: La muerte del ego en las experiencias psicodélicas y en los ritos místicos
No estás seguro de lo que quieres
Antes de embarcarte en una relación es recomendable que tengas claro qué es lo que esperas de ella. Es decir, qué te hace sentir cómodo. Si tenemos claro lo que consideramos bueno para nosotros, será más sencillo detectar cuando no te sientes bien con el otro. Recuerda, estas preferencias son personales y deben respetarse, al mismo tiempo que deben respetarse las preferencias del otro.
Más sobre el tema: Subjetividad: no se puede ver una mente, sólo se puede ser una
Estás demasiado seguro de lo que quieres
Parece contradictorio con el punto anterior, pero no lo es. El ideal es alcanzar un equilibrio entre lo que se espera del otro y lo que el otro realmente es. No sirve de nada ir por la vida con un molde del amor perfecto esperando encontrar a la persona que quepa perfectamente en él. Aprende a recibir lo que tus parejas pueden dar, pero no olvides establecer tus propios límites. Verás que así se evitarán varios problemas que pueden ocurrir cuando se idealiza a alguien.
Puede interesarte: No es no: puntos básicos sobre el consenso sexual
No te comunicas
Cuando tengas claro lo que esperas y lo que no de una relación o hayas identificado en lo que estás de acuerdo y lo que no con tu pareja, comunicate. Este punto es clave pues, aunque parece sencillo, suele ser el motor de varias problemáticas. Sé claro con tus ideas, aprende a escuchar y respetar las ideas del otro y traten de llegar a un acuerdo que tenga su fundamento en el amor.
No es como se supone que debería ser
Parte de esta idealización ocurre por una presión cultural sobre lo que debería ser el amor. Por ejemplo, debería mandarme mensaje a las 6:00 am todos los días para esperar que tenga un día lindo o debería dejar de ver a sus amigos para salir conmigo, y si no lo hace, no me ama. Pero no, el amor es una experiencia personal y libre. No compares lo que sientes con lo que ves en los medios de comunicación masivos e incluso con lo que ves en las redes sociales. Recuerda que ahí cada quien expone lo mejor de sí, aunque esto no sea necesariamente real.
Sigue con: Esta es la razón por la cual las redes sociales nos pueden deprimir
Le das demasiada importancia
Claro que el amor es algo lindo y claro que una pérdida duele. Está bien vivir las experiencias de una relación con sinceridad. Sin embargo, recuerda que el espíritu es infinito y que la presencia de una persona en tu vida puede ser algo temporal sin que esto esté mal. Nada es para siempre y todo pasa.
3 consejos para practicar el desapego en tus relaciones
Las relaciones amorosas son una mezcla intensa de sentimientos, pero no te abandones en ellos. Conócete a ti mismo y disfruta todos los días como si fuera una película que estás observando. Presta atención a cómo ha cambiado tu vida con el tiempo y recuerda que ese flujo nunca se detiene. Así que no te tomes las malas experiencias como algo personal o permanente, mejor aprovecha cada oportunidad para mejorar como persona y para elevar tu espíritu.
Ilustración de Agnes Cecile