Fingir un orgasmo no significa solamente engañar a la pareja (la mayoría de las veces con buenas inteciones) si no también negarse a uno mismo la posibilidad de disfrutar del sexo. Es por ello que muchas mujeres han decidido salir del clóset de la teatralizción y tomar las riendas de su propio placer.
Hasta hace muy poco eran muchas (cerca del 70%) las mujeres que consideraban vergonzoso el placer sexual y que accedían a tener relaciones solamente para complacer a sus parejas, por lo que fingir un orgasmo era la salida más rápia y fácil a una situación más bien incómoda para ellas. Esta situación no se ha erradicado del todo, sin embargo, la reciente apertura en materia sexual ha permitido que muchas mujeres dejen de fingir y por fin comiencen a sentir.
Pero, sorpresa, resulta que éste no es un problema exclusivamente femenino. Muchos hombres (casi un 30% de ellos) aseguran haber fingido orgasmos en una o varias de sus relaciones sexuales. La diferencia es que para ellos no es tan fácil hablar del tema pues la sociedad espera y, es más, hasta parece exigir que los hombres sean una especie de predadores sexuales que eyaculan a la menor provocación. Un hombre que no es capaz de culminar una relación sexual no sólo se ve impedido para disfrutar el sexo sino que también ve comprometida su masculinidad, pues ésta depende directamente de sus capacidades sexuales. Por lo tanto, a pesar de que es una práctica más o menos común entre los varones, suele ser mucho más vergonzosa y poco reconocida.
¿Qué es lo que lleva a un hombre a fingir un orgasmo?
Como mencionamos, el principal motivo de las mujeres para fingir orgasmos es hacer sentir bien a la pareja y culminar rápidamente una relación sexual que evidentemente no les resulta placentera. ¿Comparten los hombres las mismas motivaciones? Una encuesta realizada por el Journal Sex Research, arrojó los principales motivos que orillan a un hombre a fingir un orgasmo:
La única vía para combatir los factores causantes de que tanto hombres como mujeres consideren una buena idea fingir el orgasmo es la comunicación con la pareja. Poder hablar de lo que deseamos y de lo que no es la base para una vida sexual plena y placentera.