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Mejora tu salud digestiva con estos probióticos hechos en casa

Mayo 23, 2018

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Los probióticos naturales y caseros están en boga, ya que ofrecen importantes beneficios para la salud. Los más populares son el té kombucha, los tíbicos y el kéfir, que consisten en bacterias y hongos probióticos que producen bebidas fermentadas (a base de té, agua o leche), las cuales tienen propiedades benéficas para el organismo, en especial para la salud gastrointestinal. 

 

Puedes conseguir estos hongos en tiendas naturistas, de herbolaria o en línea, aunque lo más usual es que las personas que ya los tienen se los regalen a quienes les interese iniciar sus propios cultivos, así que pregunta entre tus familiares y amigos, pues quizás ya tengan y te puedan dar.

 

Té kombucha

El té kombucha mejora la digestión, acaba con la acidez estomacal y normaliza el tránsito intestinal, lo cual contribuye a evitar el estreñimiento.

 

Para prepararlo necesitas el hongo, que consiste en una colonia de bacterias y levaduras llamadas SCOBY (Symbiotic Culture Of Bacteria and Yeast), además de 750 mililitros de agua, dos cucharaditas o dos bolsitas de té negro o verde, ¼ de taza de azúcar morena y media taza de té ya fermentado o vinagre de sidra de manzana.

 

Hierve el agua, agrega el té y deja reposar durante 20 minutos. Cuela o saca las bolsitas de té, agrega el azúcar (no uses otro tipo de endulzante, ya que daña al hongo) y deja que se enfríe. Luego viértelo en un recipiente de vidrio (nuca utilices recipientes o utensilios de metal o cerámica), agrega el té fermentado o el vinagre y el hongo SCOBY.

 

Cubre el recipiente con un lienzo y asegúralo con una liga. Colócalo en un lugar fresco donde no le dé el Sol y mantenlo alejado de otras fermentaciones que tengas en casa. Deja fermentar entre 7 y 12 días. Prueba el té frecuentemente para asegurarte que está en el punto justo de fermentación, sin que llegue a tener un sabor demasiado avinagrado. 

 

Cuando esté listo, guarda el té en otro recipiente de vidrio y colócalo en el refrigerador para beber un vaso tres veces al día (el primero en ayunas). Ahora, repite el proceso con el hongo para obtener más té fermentado y cuando se forme un nuevo SCOBY, puedes regalarlo a alguien más o usarlo para preparar una mayor cantidad de té y compartirlo con tu familia.

 

Tíbicos u hongos tibetanos

Se trata de una mezcla de bacterias y hongos probióticos capaces de descomponer el azúcar en alcohol, ácido láctico y dióxido de carbono. Se reproducen en agua y se alimentan con azúcar morena o piloncillo.

 

El líquido que resulta de su fermentación ayuda a aliviar los malestares ocasionados por la colitis, mejora la digestión y previene el estreñimiento, pues regula el tránsito intestinal.

 

Para prepararlos necesitas una pequeña cantidad de hongos tíbicos (con una cucharada suele ser suficiente, ya que se reproducen rápidamente), medio litro de agua y la mitad de un piloncillo o la cantidad proporcional aproximada de azúcar morena. 

 

Coloca los hongos con el agua y el endulzante en un recipiente de vidrio (puedes usar uno de plástico, pero nunca de metal) y tapa con una tela de manta. 

 

Deja que fermenten durante 24 horas y, transcurrido ese tiempo, cuela con un colador de plástico y guarda la bebida fermentada en un recipiente de vidrio. Lava los hongos con agua limpia y repite el proceso. Se recomienda tomar tres veces al día, una de ellas que sea en ayunas. 

 

Los tíbicos se reproducen cada día, así que cuando tengas más, puedes aumentar la cantidad de agua y piloncillo o azúcar para obtener más bebida fermentada, o bien, regálalos a quien los necesite. Cuando ya tengas muchos, no los tires, puedes usarlos como abono para tus plantas. 

 

Kéfir

El kéfir, también conocido como yogurt búlgaro, es una leche fermentada que se obtiene a partir de un cultivo de bacterias y levaduras. Una de sus principales propiedades es que ayuda a regenerar la flora intestinal, con lo cual, mejora la digestión y evita el estreñimiento

 

Además, puede ser consumido por las personas que son intolerantes a la lactosa, ya que en el proceso de fermentación se transforma la lactosa en ácido láctico.

 

Para prepararlo en casa, necesitas los hongos o nódulos de kéfir (con 150 gramos es suficiente) y 750 mililitros de leche (de preferencia entera). Coloca ambos ingredientes en un recipiente de vidrio o plástico, tápalo con un lienzo y deja reposar a temperatura ambiente entre 24 y 36 horas.

 

Después, cuélalo con un colador de plástico (nunca uses utensilios de metal) y el líquido obtenido estará listo para beber. Para preparar más yogurt búlgaro, sólo repite el proceso y lava los nódulos con agua limpia una vez a la semana. 

 

Con cada fermentación el kéfir se reproduce, así que en un tiempo aumentará su volumen, lo que te da la posibilidad de obsequiar un poco a quien también quiera consumirlo. 

 

Si no te agrada su sabor natural, puedes acompañarlo con fruta en trocitos o licuarlo con ella. También se puede consumir untado en el pan o como aderezo para tus ensaladas. 


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