Ser líder en una empresa o de cierto grupo no tiene nada que ver con que tengas gente a tu cargo ni que recibas un sueldo superior a los demás. Ser un líder realmente se trata de tener un impacto positivo en los demás, ser motivación e inspiración para que todo tu equipo de trabajo pueda desarrollar sus capacidades de la mejor manera.
En el ámbito laboral puede que te hayas encontrado con algún jefe tirano que solamente se preocupa por su propio reconocimiento y no sabe trabajar en equipo. Si, por otro lado, tú sientes que eres un líder así, entonces tienes que darte cuenta de las actitudes que tomas con tu equipo de trabajo para que puedas corregirlas y, en cambio, servir como inspiración para los demás.
No se comunican. La base de todas las relaciones humanas es la buena comunicación, que siempre debe ser lo más abierta posible, con respeto y las dos personas deben participar lo más posible.
Un líder no siempre tiene que comunicar cada decisión que tome con respecto a los proyectos. Sin embargo, si tienes personas a tu cargo es mucho mejor que lo comuniques a los demás, que pidas opiniones y entre todos puedan llegar a un consenso sobre los proyectos para que así puedan salir mejor las cosas. Siempre será mucho mejor trabajar en equipo que de forma individual.
No planean. La organización también es sumamente importante para que todo mundo pueda hacer su trabajo de la mejor manera. Cuando no existe una planeación y surge algún tipo de crisis, seguramente será un caos para resolverlo y esto se puede evitar si desde un principio existe una planeación clara y concisa de las cosas. Tener objetivos claros le dará dirección a todo el equipo, lo cual también ayudará a su motivación.
Se enfocan en los resultados a corto plazo. Alcanzar metas a corto plazo puede ser solamente una solución para “tapar” las cosas rápidamente. Esto funciona como un curita que solamente va a arreglar las cosas en el momento, pero no a largo plazo. Cuando un líder se enfoca en crear estrategias para lograr objetivos mucho mayores, todo tendrá más orden.
Viven en negación de sus comportamientos. Como cualquier persona con rasgos tóxicos, seguramente si alguien habla con él negará todo y se cerrará a cualquier tipo de retroalimentación. Los hábitos tóxicos se pueden modificar siempre y cuando se quiera. No se trata de criticar ni juzgar de forma tajante; los problemas se pueden solucionar cuando realmente existe la comunicación.
Están ausentes física o mentalmente. Ser líder no quiere decir que solamente estés presente cuando haya problemas o quieras dar órdenes. Un jefe tóxico suele estar ausente respecto de las necesidades de los demás. Tampoco se trata de que tu jefe se convierta en tu mejor amigo, pero siempre es bueno tener una relación respetuosa y cordial. Cuando no hay presencia de un líder, las personas pueden sentirse sin rumbo o confundidas sobre qué es lo que tienen que hacer.
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