Vas a asistir a una fiesta, una fiesta familiar o con tus amigos, y entonces, antes de salir de casa bebes un par de tragos, o te metes a un bar para el precopeo. O bien, tus amigos te insisten en aprovechar la hora feliz de una cantina y aceptas, pero antes de llegar, bebes algo en tu carro, una lata de cerveza, lo que sea; sabes que está prohibido, pero lo haces. O bien, sacas una cita en Tinder y estás ansioso; entonces, antes de llegar al lugar de tu cita bebés un par de tequilas. Es decir que todo hecho que implique un contacto social te pone ansioso y no hallas otra forma de lidiar con ello más que a través del alcohol, antes, durante y después del hecho. Bueno: no estás solo; pasa, y pasa muy a menudo.
El trastorno de ansiedad social suele ser provocado por situaciones sociales en las que pueden surgir emociones como el miedo o la vergüenza. Los síntomas de este trastorno de ansiedad social incluyen:
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La Asociación de Ansiedad y Depresión de América (ADAA) señala que el 20% de las personas que padecen trastorno de ansiedad social sufren de alguna forma de abuso o dependencia del alcohol. Debido a que el alcohol se encuentra fácilmente disponible y es aceptado en las situaciones sociales, esto lo convierte en un aliado en la estrategia de quienes experimentan ansiedad a grados inimaginables. Cuando se usa alcohol u otras sustancias para lidiar con la ansiedad social, hay dos caminos resultantes: o recibes tratamiento para aminorar la ansiedad social y el uso de sustancias naturalmente disminuye y no representa ningún problema, o no recibes tratamiento y el uso de sustancias, no solamente alcohol, se convierte en un hábito y un problema. De hecho, te enfrentas a dos problemas, porque la ansiedad social ya no se controla cuando la sustancia se vuelve cotidiana.
Si piensas enfrentar el problema, hay algunas cosas importantes a considerar:
¿Padeces trastornos de ansiedad? ¿Te has tratado contra ello?
E.G.
Con información de Psychology Today