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Conoce al peor enemigo de una democracia (que nadie quiere admitir)

Noviembre 08, 2016

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Cuando pensamos en la situación política actual casi siempre terminamos culpando a la corrupción, al sistema, a los gobernantes... en fin, cualquier sustantivo abstracto que nos quede muy lejos y nos exima de responsabilidades. Sin embargo, esa corrupción, ese sistema y esos cargos de gobierno están hechos y ocupados por personas y esas personas están ahí porque otras personas lo permitieron y sí, aquí viene lo que nadie quiere aceptar: esas personas que lo permitieron somos nosotros. ¿Significa que, aunque nosotros no seamos corruptos somos responsables por la corrupción? La respuesta, si nos atenemos a la definición precisa de democracia que nos viene de los griegos, es sí. 

 

Todos los ciudadanos somos responsables de vigilar el funcionamiento de nuestras instituciones y de elegir a quienes van a ocupar sus cargos, lo que significa que el peor enemigo de una democracia no es la corrupción, sino la apatía ciudadana que la permite y la solapa. Cuando decidimos no involucrarnos porque "de todos modos ganan los mismos", "todo está arreglado de antemano", "la política es sucia", etc., estamos renunciando a nuestro derecho e incumpliendo nuestra obligación de ejercer la ciudadanía. ¿Cuántas personas conoces que se sienten muy orgullosas de decir que no les interesa la política? ¿Cuántas que prefieren no enterarse de lo que pasa para "no hacer corajes"?

 

Si los ciudadanos dejamos de participar en la toma de decisiones del país o la ciudad en la que vivimos, si decidimos no informarnos y mantenernos al margen, esa apatía será, tarde o temprano, aprovechada por la corrupción. ¿Lo habías pensado?

 

También existen muchas personas que se apartan de la política porque no confían en los partidos políticos; para ellos, la política es un asunto partidista, pero esto no podría ser más falso. La política, por definición (polis: ciudad), le pertenece a los ciudadanos, no a los partidos. Cualquier forma de organización ciudadana es política. Involucrarte en tu comunidad, conocer a tus vecinos, realizar acciones colectivas para mejorar el lugar en el que vives; todo eso es política y, aunque no lo creas, también es una forma de combatir la corrupción.

 

Nuestro país acaba de sufrir el desfalco más grande de su historia a manos del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, mientras que hoy en las elecciones de EEUU se decide una gran parte de la historia futura de la humanidad. Miles de personas a las que no les interesa la política pudieron hacer una gran diferencia en estos dos acontecimientos recientes, pero eligieron quedarse en casa y mirar hacia otro lado. Y eso, aun a pesar de ellos mismos, también es una decisión política, una que nos perjudica a todos. ¿De qué lado quieres estar? 


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