Las plantas sienten, tienen sentimientos, se estresan y, si fuéramos capaces de comprenderlas, podríamos hasta considerarlas como seres vivientes y no solamente como objetos de ornamento. De acuerdo con las investigaciones del profesor Schultz, de la División de Ciencias Vegetales de la Universidad de Misuri en Columbia, las plantas luchan por su territorio, buscan alimento, evaden a los depredadores y atrapan presas. Están tan vivas como cualquier animal, y --como los animales-- presentan cierto comportamiento. "Para ver esto, basta con hacer una filmación rápida de una planta en crecimiento, entonces observaremos un comportamiento animal", dice Olivier Hamant, investigador del tema en la Universidad de Lyon, Francia. De hecho, una grabación en cámara lenta revela el mundo del comportamiento de una planta en toda su gloria.
Las plantas se desarrollan con un propósito, lo que significa que deben ser conscientes de lo que está sucediendo a su alrededor. "Para responder correctamente, las plantas también necesitan dispositivos de detección sofisticados ajustados a condiciones variables", dice Schultz, y también que "Las plantas también tienen sentimientos". En esta investigación de ha descubierto que las plantas son sensibles al sonido. "La principal contribución de nuestro trabajo ha sido proporcionar una razón por la cual las plantas se ven afectadas por el sonido", declara Heidi Appel, colega de Schultz. Una sinfonía de Beethoven es de poca importancia para una planta, pero el enfoque de una oruga hambrienta es otra historia.
En sus experimentos, Appel y Rex Cocroft (otro de los colaboradores de Schultz) encontraron que las grabaciones de los ruidos de masticación producidos por orugas causaron que las plantas inundaran sus hojas con defensas químicas diseñadas para alejar a los atacantes. "Demostramos que las plantas respondieron a un sonido ecológicamente relevante con una respuesta ecológicamente relevante", dice Cocroft. La relevancia ecológica es clave. Consuelo De Moraes y sus colaboradores del Instituto Federal Suizo de Tecnología de Zurich han demostrado que además de poder oír a los insectos que se acercan, algunas plantas pueden olerlos o también oler señales volátiles emitidas por las plantas vecinas en respuesta a ellas. Más aún, en 2006 se registró cómo una planta parásita conocida como la Vid de Dodder olfatea a un huésped potencial y luego se retuerce a través del aire, antes de enrollarse alrededor del anfitrión sin suerte y extraer sus alimentos.
Conceptualmente, no hay nada que distinga mucho a las plantas de nosotros. Huelen o escuchan algo y luego actúan en consecuencia, igual que nosotros. Pero, por supuesto, hay una diferencia importante. "Realmente no sabemos qué tan similares son los mecanismos de la percepción del olor en las plantas y los animales, porque no sabemos mucho sobre esos mecanismos en las plantas", dice De Moraes. Tenemos narices y oídos, pero ¿qué tiene una planta? La falta de centros obvios de entrada sensorial dificulta el entendimiento de los sentidos de la planta. No siempre es el caso; los fotorreceptores que las plantas usan para "ver", por ejemplo, están bastante bien estudiados, pero es sin duda un área que merece más investigación. Por su parte, Appel y Cocroft esperan localizar la parte o partes de una planta que responden al sonido. Mientras las investigaciones sigan en curso, al menos sabremos que nuestras compañeras tienen sensaciones y debemos cuidarlas.
Con información de BBC Hearth
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