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Sabiduría más allá de la información: el camino continuo del cultivo de la mente

Noviembre 17, 2016

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El conocimiento es lo que define al ser humano y, si bien todos somos de alguna manera conscientes de su importancia, hay veces que no le otorgamos un lugar primordial en nuestras vidas. Se dice que vivimos en la Era de la Información, una especie de Ilustración alimentada por el poder de la tecnología, en la cual podemos conocer casi cualquier cosa que queramos con sólo hacer una búsqueda en internet. Esto es ciertamente algo asombroso y sumamente valioso, pero a veces puede hacernos caer en una especie de indolente comodidad en la que terciamos nuestro conocimiento a las máquinas o a los algoritmos y no cultivamos nuestra propia mente. Confundimos el acceso a la información con el conocimiento y, por lo mismo, no logramos transformar el conocimiento en sabiduría.

 

En un interesante artículo en el New York Times, Karl Taro Greenfeld escribe:

Nunca ha sido tan fácil fingir que sabemos tanto sin verdaderamente saber nada. Elegimos temas y bits relevantes de Facebook, Twitter o alertas de email y los vomitamos después. En vez de ver Mad Men, el Superbowl, los Óscares o el debate presidencial, simplemente puedes navegar los feeds de alguien haciendo live-tweets del evento o leer los encabezados de los diferentes sitios. Nuestro canon cultural está siendo determinado por lo que sea que tenga más clics.

 

Es fácil caer en el espejismo de que sabemos, confundiendo la información con el verdadero conocimiento. La forma en la que se han diseñado las plataformas de digitales está orientada al consumo de información predigerida y superficial, a que leamos resúmenes, bullets, tuits y citas (y no las fuentes originales). Asimismo, la mayoría de los sitios más populares de la Red crean contenido o distribuyen contenido con la intención fundamental de obtener clics, no de que el contenido tenga verdadero valor informativo y contribuya al conocimiento (un ejemplo de esto es la circulación de noticias falsas en Facebook, la cual se discute podría haber tenido una influencia en la campaña presidencial de Estados Unidos). Debemos de tomar conciencia de que el internet no sólo semeja un enorme cerebro, también semeja un enorme mercado, un lugar donde detrás de la constante y atractiva estimulación de la información, subyace siempre un progarma económico que es el verdadero poder que controla la Red. 

 

Esto no significa que internet no tenga ya el potencial de contribuir profundamente al conocimiento, lo cual fue lo que generó tanto entusiasmo en sus inicios, ayudando a su adopación masiva. Uno de los eslogans con los cuales se promovió internet en sus inicios era "la información quiere ser libre", algo que juega necesariamente con otra idea, la de que "la información nos hace libres". Este potencial de libertad a través de la información, sin embargo, suele ser opacado por la saturación de la misma información, la cual tiende a convertirse en desinformación. Siendo que el potencial de la información que podemos encontrar en internet es tan grande, muchos se sienten abrumados y no acceden a la verdadera riqueza informativa que yace más allá de los canales usuales y de los feeds de las redes sociales; premanecen en un estado semipasivo, recibiendo los torrentes de información que circulan las plataformas que dominan la Red de manera monopólica. Por otro lado, a diferencia de diarios impresos, libros y demás medios tradicionales donde existían comités editoriales y grupos de expertos que filtraban y curaban la información, en internet, donde cualquiera sube su propio contenido, este tipo de trabajo editorial existe sólo en una mínima parte del contenido. Esto hace que exista una gran cantidad de información de poca calidad que además tiene el efecto de, en el estupor de lo fácil y atractivo, alejarnos de otras fuentes más valiosas de información.

 

Lo que parece más valioso para aquel que quiere seguir estudiando es que internet ofrece innumerables recursos gratuitos para poder hacer esto. Desde cursos de acceso de libre de Universidades como Harvard hasta cuantiosos textos que se han vuelto del dominio público, así como una red de colaboración de pares, por sólo citar algunos ejemplos conspicuos. Esta era en cierta forma la intención original de la Red, al menos la que se celebraba en los 90 como un punto de inflexión en la evolución de la inteligencia planetaria.

 

Dicho eso, la mejor forma y más sencilla para realmente cultivar el conocimiento y de alguna manera superar la burbuja digital de información superficial reciclada es simplemente leer libros e ir a las fuentes clásicas. En vez de sólo hacer copy-paste de citas de Einstein o de Borges o de Rumi, etc., leer sus libros o al menos leer una biografía de sus vidas. Asimismo, desconectarse de la presencia ubicua de la Red y de los estímulos de nuestros aparatos electrónicos se ha vuelto necesario para contrarrestar la masiva distracción que producen. El maestro budista Alan Wallace ha sugerido que en nuestra época todos padecemos déficit de atención. 

 

Un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Yale notó que las personas que leen más de 3.5 horas a la semana viven en promedio 23 meses más que los que no leen nada; esto se mantuvo eliminando factores como "género, riqueza, educación y salud". Esta misma investigación descubrió que los beneficios se incrementaban cuando lo que se leía eran libros y no sólo revistas o artículos en línea. Los autores concluyen que "cualquier nivel de lectura de libros da una ventaja de supervivencia significativa sobre sólo leer publicaciones periódicas". La razón tiene que ver con que leer libros involucra mayores facultades cognitivas: "la investigación sugiere que leer libros provee una ventaja de supervivencia debido a la naturaleza de inmersión que ayuda a mantener un estado cognitivo".

 

Es un lugar común, pero no por ello menos cierto, decir que la educación no acaba en la escuela y que la vida misma es una escuela. Por el contrario, la madurez de una persona puede entenderse como el crecimiento ya no de los aspectos materiales sino de los aspectos más sutiles, de su conciencia o espíritu. Una característica que se ha notado entre las personas más exitosas del mundo --y no sólo intelectualmente, sino empresarialmente también-- es que tienen un hábito muy sólido de leer muchos libros. Esto de hecho parece ser algo que define a personas como Bill Gates o Steve Jobs, personas que han utilizado el conocimiento para la innovación y para la creación de riqueza. Pero incluso aún más importante, esta parece ser también una característica que define a quienes buscan hacer del conocimiento un camino para encontrar la felicidad y la verdadera liberación. Llevar el conocimiento de un plano meramente intelectual hacia el plano de la experiencia, hacer de lo que conocemos un arte de vida: esto es lo que podemos llamar sabiduría.

 

Y por último, para aquellos que se sienten inclinados a validar el conocimiento a través de la ciencia, les puede ser útil saber que aprender un idioma nuevo o leer ficción son algunas de las formas que se han descubierto que contribuyen a la neurogénesis, al crecimiento de neuronas. Y es que incluso a nivel físico, nuestro cerebro sigue creciendo toda la vida. 

 

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