En el mundo existen “grasas buenas” y “grasas malas”, por llamarlas de alguna manera. ¿Ya sabes cuál es la diferencia entre estos dos tipos de grasas?
Las grasas buenas aportan beneficios en la salud del cuerpo, mientras que las grasas malas pueden perjudicar y complicar algunos procesos que nuestro cuerpo lleva a cabo todos los días.
Cuando hablamos de “grasas buenas” nos referimos a las monoinsaturadas y las poliinsaturadas. Mientras que al hablar de “grasas malas” nos referimos a las saturadas y trans. Te contamos los detalles.
Grasas monoinsaturadas
Son ácidos grasos que benefician la salud en la prevención de las enfermedades cardiovasculares, bajan los niveles de colesterol de la sangre, ayudan a controlar los niveles de azúcar, mejoran el sistema inmunitario por su contenido de vitamina E y ayudan a mantener y desarrollar las células del cuerpo. Este tipo de ácido graso recubre las arterias y puede encontrarse en aceites de origen vegetal, frutos secos como las almendras y cacahuates y frutas como el aguacate.
Grasas poliinsaturadas
Otra “grasa buena” es la poliinsaturada. Ésta ayuda a disminuir el colesterol malo, y por su aportación de grasas omega 3 y omega 6 también ayuda al crecimiento de las células y el funcionamiento del cerebro. Además, el omega 3 reduce los triglicéridos en la sangre, retarda la acumulación de placa en las arterias y baja la presión arterial, mientras que el omega 6 ayuda a controlar el azúcar, reducir el riesgo de tener diabetes y baja la presión arterial. Se encuentra en alimentos vegetales y animales como el salmón, los aceites vegetales y algunas nueces y semillas.
Grasas saturadas
Las grasas saturadas pueden aumentar los niveles de colesterol malo, aumentar el riesgo de padecer una enfermedad del corazón, cáncer y obesidad. Se encuentran en alimentos como el queso, la manteca, los dulces, los chocolates, los pasteles, las galletas y la carne.
Grasas trans
Son grasas saturadas modificadas durante el proceso de fabricación de los alimentos. Tienen todos los efectos mencionados en las grasas saturadas y también reducen los niveles de colesterol bueno en la sangre. Se encuentra en la comida rápida, los alimentos fritos, la mantequilla, los pasteles
El consumo ideal de estas grasas depende de la alimentación, edad, peso y estilo de vida de cada persona. Si quieres conocer detalles sobre las cantidades y formas en que puedes introducirlas en tu dieta, te recomendamos asistir con un nutriólogo para trabajar con tu caso en particular. Recuerda que cuidar nuestra alimentación y estar conscientes de lo que es mejor para nuestra salud puede ayudarnos a llevar una vida plena y activa, mucho más cercana al bienestar integral.