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¿Qué tipo de terapia es mejor para ti? Parte III: EMDR

Septiembre 28, 2016

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La decisión de asistir a terapia puede ser motivada por muchas causas. Dependiendo de éstas, así como de la personalidad del paciente, existen diversas propuestas que se pueden acomodar mejor con los intereses de cada persona. Por eso publicamos una serie de textos sobre tipos de terapias y sus características. Antes hablamos de la terapia Gestalt y la terapia cognitivo-conductual. Ahora vamos con la terapia EMDR.

 

La terapia EMDR obtiene sus siglas del inglés Eye Movement Desensitization and Reprocessing, lo cual se traduce en español como Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares. El método fue creado en 1987 por la doctora Francine Shapiro, y su popularidad ha ido en aumento en los últimos años.

 

La principal característica del método EMDR es que ayuda en el tratamiento de experiencias traumáticas o complejas. Por ejemplo, asaltos, fobias, ataques de pánico, abuso físico o verbal, guerras, incidentes en la infancia, adicciones, etc. También es útil cuando se trata de mejorar las habilidades de una persona para hablar en público, mejorar la productividad, aumentar la determinación o perfeccionar alguna disciplina como el arte o el deporte.

 

¿Cómo funciona?

 

En 1987 Francine Shapiro descubrió que la intensidad de la angustia que acompaña a los pensamientos negativos se reducía cuando las personas realizaban movimientos oculares voluntarios. Para estudiar a fondo este fenómeno, investigó con sujetos traumatizados por la guerra de Vietnam y con víctimas de abuso sexual la eficacia del EMDR. Los resultados mostraron que este método es efectivo en un plazo corto de tiempo y que los pacientes se liberan del estrés postraumático de forma duradera.

 

El modelo teórico que origina el método EMDR es el Sistema de procesamiento de la información de estados adaptativos (SPIA). El cual propone que las memorias perturbadoras o traumáticas tienen una codificación mal adaptativa que deteriora la habilidad del paciente para integrar esas experiencias de manera saludable, afectando su aprendizaje, liberación emocional y habilidad para responder de forma adaptativa a los estímulos. En la terapia con EMDR se logra estimular al cerebro humano –mediante los movimientos oculares o cualquier otra estimulación bilateral como sonidos o golpecitos en la espalda y cuello– para que la información almacenada de manera disfuncional puede reprocesarse y reorganizarse a nivel mental. La idea es que el paciente pueda recordar el evento traumático con el menor dolor posible para lograr que deje de afectar su presente y futuro.

 

Lo que sucede en una consulta de este tipo es que el terapeuta dedicará una o dos sesiones a comprender el problema del paciente y determinar si EMDR es la mejor opción para tratarlo. Luego resolverá las dudas del paciente y así podrá iniciar la sesión. Ésta dura entre 60 y 90 minutos y suele realizarse una vez por semana durante unas 10 veces; aunque depende de la situación de cada paciente. Puede utilizarse como una terapia por sí misma o como complemento a una terapia tradicional o verbal.

 

Durante la sesión el paciente narra su incidente traumático y el terapeuta le ayuda a seleccionar los puntos clave de su angustia, en los cuales lo guiará para realizar movimientos oculares o estimulaciones bilaterales, siempre revisando que el paciente esté procesando los recuerdos de la mejor manera.

 

Las investigaciones indican que el tratamiento con EMDR tiene una eficacia de más del 70%, sobre todo cuando se trata de reducir los síntomas de la angustia del trauma, aceptar el presente y planear un futuro. ¿Crees que sea tu caso? Si todavía tienes dudas sobre cuál puede ser el tipo de terapia que se adecúe a tus necesidades personales, prueba este sencillo ejercicio para identificar el mejor tipo de terapia para ti.

 

Fuente

EMDR México

Terapia psicológica

 


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