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16 consejos para escribir de Jorge Luis Borges

Agosto 05, 2016

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Jorge Luis Borges fue un prolífico y destacado escritor argentino. Su obra incluye cuentos, poemas y ensayos, y ha sido objeto de múltiples interpretaciones y minuciosos análisis. Aquí te compartimos sus 16 consejos para escribir, los cuales nos enseñan una valiosa lección para la creatividad: el humor.

 

En sus consejos, Borges ironiza sobre las obligaciones de la literatura (incluso dice que es preferible evitar una escritura como la suya), y oscila entre la verdad y la burla, creando un texto gracioso pero profundo que sirve para reflexionar sobre el arte en general.

 

Si te gusta escribir o crear algún tipo de arte, recuerda que es importante saber reír de tus propios errores, dudas e inseguridades. Es común sentirnos disconformes con nuestro trabajo creativo, pero lo recomendable es disfrutar el proceso y el resultado, en vez de criticarnos a través de los juicios más estrictos. No se trata de abandonar la autocrítica, la cual es muy valiosa, sino de restarle solemnidad a nuestro propio trabajo. Muchas veces el humor beneficia la creatividad, pues ayuda a derribar barreras que contienen nuestras capacidades, como el miedo a equivocarse. Esperamos que estos consejos te ayuden a repensar tu creatividad y que te sientas cómodo y seguro con la calidad de tu obra.

 

16 consejos para escribir de Jorge Luis Borges

 

En literatura es preciso evitar:

  • Las interpretaciones demasiado inconformistas de obras o de personajes famosos. Por ejemplo, describir la misoginia de Don Juan, etcétera.

  • Las parejas de personajes groseramente disímiles o contradictorios, como por ejemplo Don Quijote y Sancho Panza, Sherlock Holmes y Watson.

  • La costumbre de caracterizar a los personajes por sus manías, como hace, por ejemplo, Dickens.

  • En el desarrollo de la trama, el recurso a juegos extravagantes con el tiempo o con el espacio, como hacen Faulkner, Borges y Bioy Casares.

  • En las poesías, situaciones o personajes con los que pueda identificarse el lector.

  • Los personajes susceptibles de convertirse en mitos.

  • Las frases, las escenas intencionadamente ligadas a determinado lugar o a determinada época; o sea, el ambiente local.

  • La enumeración caótica.

  • Las metáforas en general, y en particular las metáforas visuales. Más concretamente aún, las metáforas agrícolas, navales o bancarias. Ejemplo absolutamente desaconsejable: Proust.

  • El antropomorfismo.

  • La confección de novelas cuya trama argumental recuerde la de otro libro. Por ejemplo, el Ulysses de Joyce y la Odisea de Homero.

  • Escribir libros que parezcan menús, álbumes, itinerarios o conciertos.

  • Todo aquello que pueda ser ilustrado. Todo lo que pueda sugerir la idea de ser convertido en una película.

  • En los ensayos críticos, toda referencia histórica o biográfica. Evitar siempre las alusiones a la personalidad o a la vida privada de los autores estudiados. Sobre todo, evitar el psicoanálisis.

  • Las escenas domésticas en las novelas policíacas; las escenas dramáticas en los diálogos filosóficos. Y, en fin:

  • Evitar la vanidad, la modestia, la pederastia, la ausencia de pederastia, el suicidio.


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