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5 consejos para sobrellevar una discusión con personas difíciles

Marzo 31, 2018

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3 minutos de lectura

Todos nos hemos encontrado muchas veces en la situación de tener que llegar a acuerdos o entablar una charla o, por simple casualidad, convivir algunos momentos con personas bastante difíciles de carácter. Ya sea que no sepan escuchar a los demás, que traten de imponer sus ideas o que sean irascibles y agresivas, llega a ser complicado saber cómo reaccionar para mantener todo en la delgada línea de la diplomacia y la tranquilidad. Si alguna vez has estado en esta encrucijada, no te preocupes más; aquí te damos cinco rápidos consejos para que salgas bien librado del trato difícil, por si te vuelve a pasar:

 

1) Intenta ser comprensivo y no caer en la desesperación. El primer paso es estar conscientes de que nosotros podemos tener el dominio de nuestras emociones aunque al parecer la otra persona no lo tenga. Entonces, lo mejor es tranquilizarnos y situarnos en una posición comprensiva respecto al carácter del otro. Existen miles de temperamentos y no siempre la comunicación será fácil; sin embargo, la mejor manera de entablarla es si al menos una de las partes (nosotros) no cae en la alteración o las provocaciones. No se trata para nada de sentirse superior, sino de comprender que podemos decidir abonar positividad ejerciendo la tolerancia y la escucha, o entorpecer más el diálogo desesperándonos con rapidez.

 

2) Intenta llevar la batuta. Si ya te diste cuenta de que la otra persona no está siendo muy tolerante o se impacienta o levanta la voz, intenta tú dirigir el rumbo de la conversación. Desvía el tema cuando se torne agresivo o estancado; dirígelo hacia puntos en común donde ambos tengan algo bueno y concordante que decir. Si te descubres con esa capacidad de “coordinar” la plática, sentirás confianza y no te engancharás en la negatividad.

 

3) Examina lo que dices y pregúntate qué tan flexible puede ser. No todos tenemos las respuestas a los problemas y tampoco existen las verdades absolutas ni las certezas, así que considera que también tus argumentos y decisiones podrían tener sus puntos débiles y cuestionables. ¿Qué tan dispuesto estás a ceder en ellos? ¿Cuánta flexibilidad puedes ofrecer? Quizá la resolución a cualquier discusión que estés teniendo pueda estar en tu habilidad de conciliar dirigiéndote a un punto medio en tu argumentación.

 

4) Intenta entender al otro. Conectado al primer punto, no olvides que todos podemos tener la seguridad de la validez de nuestros pensamientos y argumentos, aunque no sea así. La misma seguridad que tú puedas sentir la siente el otro, por eso relájate y mejor busca ser persuasivo en lugar de impositivo. Son cosas diferentes.

 

5) No esperes disculpas. Si la persona frente a ti está exaltada o ha sido un poco agresiva en su discurso, no esperes disculpas o consideraciones si has “ganado” la discusión o la detuviste a tiempo. Comprende la frustración ajena, que es muy válida. Si no tienes expectativas no te sentirás defraudado ni, mucho menos, con más ganas de confrontar.

 

Sabemos que estos cinco consejos son muy sencillos de entender, aunque a veces no muy fáciles de aplicar. No obstante, haz el esfuerzo por mantener la templanza durante una discusión. Darse cuenta del dominio personal de las emociones es una gran ventaja cuando nos enfrentamos a personas complicadas que harán todo por tener la razón.


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