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¿Qué es la espiritualidad?

Febrero 05, 2018

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Nuestra meta es ir de lo brillante a lo más brillante y a lo brillantísimo, de lo alto a lo más alto y a lo altísimo. E incluso en lo más alto, nuestro progreso nunca termina, pues Dios mismo está dentro de cada uno de nosotros y en cada momento Dios está trascendiendo su propia realidad.

(Sri Chinmoy)

 

Cuando se trata de la relación entre lo divino y el hombre sólo existe un lenguaje, y ese lenguaje es la espiritualidad.

 

La espiritualidad es la universalidad de la verdad, la luz y el deleite. La espiritualidad es la necesidad consciente de lo divino. La oportunidad constante de realizar y probar que todos nosotros podemos ser tan grandes como Dios.

 

El mundo está afligido. Nosotros somos responsables de ello. Nuestros sentimientos de autointerés y autoimportancia son totalmente responsables de ello. La conciencia individual debe expandirse. El hombre necesita inspiración. El hombre necesita acción. La espiritualidad necesita al hombre. La espiritualidad necesita cumplimiento absoluto. La espiritualidad posee el ojo interno que enlaza todas las condiciones de la vida con certeza interna.

 

El hombre puede hacer y deshacer sus condiciones externas mediante sus pensamientos espirituales. Para el que lleva a Dios en sus pensamientos y acciones, sólo para él, Dios es una realidad viviente.

 

La espiritualidad posee una llave secreta que abre la puerta de lo divino. Esta llave es la meditación. La meditación simplifica nuestra vida externa y energiza nuestra vida  interna. La meditación nos da una vida natural y espontánea. Esta vida llega a ser tan natural y espontánea que no podemos respirar sin tener conciencia de nuestra divinidad.

 

La meditación es un regalo divino. Es la aproximación directa, pues conduce al aspirante hacia Aquel de quien ha descendido. La meditación nos dice que nuestra vida humana es algo secreto y sagrado y confirma nuestra herencia divina. La meditación nos da un nuevo ojo para ver a Dios, un nuevo oído para oír la voz de Dios y un nuevo corazón para sentir la presencia de Dios.

 

La vida espiritual no es un lecho de rosas, ni tampoco un lecho de espinas. Es un lecho de realidad e inevitabilidad. Sri Ramakrishna dice: «Para ningún propósito ha nacido, quien teniendo el raro privilegio de haber nacido hombre, es incapaz de realizar a Dios en esta vida».

 

La ciencia ha logrado maravillas. No obstante, el alcance de su visión es limitado. Hay mundos más allá de los sentidos; hay misterios ocultos. La ciencia no tiene acceso a estos mundos; la ciencia nunca puede resolver estos misterios. Pero una figura espiritual puede fácilmente, con su visión interna, penetrar en estos mundos y sondear estos misterios. Y aun así, una figura espiritual es un auténtico idealista que no construye castillos en el aire sino que, mas bien, tiene sus pies firmemente plantados en la tierra.

 

La espiritualidad no es mera tolerancia. Ni siquiera es aceptación. Es el sentimiento de unicidad universal. En nuestra vida espiritual consideramos lo divino, no sólo en términos de nuestro propio Dios sino en términos del Dios de todos. Nuestra vida espiritual establece firme y seguramente las bases de la unidad en la diversidad. La espiritualidad no es mera hospitalidad con la fe en el Dios de los demás. Es el reconocimiento y la aceptación absoluta de su fe en Dios como la nuestra propia. Difícil, pero no imposible, puesto que esta ha sido la experiencia y la práctica de todos los maestros espirituales de todos los tiempos.

 

La «verdad» ha sido el problema de los problemas en todas las épocas. La verdad vive en la experiencia. La verdad en su aspecto externo es sinceridad, veracidad e integridad. La verdad en su aspecto interno y espiritual es la visión de Dios, la realización de Dios y la manifestación de Dios. Eso que respira eternamente es la verdad. Incitador del alma es el grito de nuestros videntes upanishádicos: Satyam eva jayate nanritam:

 

"Sólo la Verdad triunfa, y no la falsedad". Bienaventurada es la India por tener este como su lema, su aliento de vida, su extenso mensaje de divinidad universal.

 

La espiritualidad no va a ser hallada en los libros. Aunque exprimamos un libro, no vamos a obtener espiritualidad alguna. Si queremos ser espirituales, tenemos que crecer desde dentro. Los pensamientos y las ideas preceden a los libros. La mente levanta a los pensamientos y a las ideas de su sueño. La espiritualidad despierta a la mente. Una persona espiritual es la que escucha los dictados de su alma, y a la que el temor no puede torturar. Las opiniones del mundo son demasiado débiles para atormentar su mente y su corazón. Ella conoce, siente y personifica esta verdad.

 

Por último, tengo un secreto abierto para los que quieran emprender la vida espiritual. El secreto abierto es este: pueden cambiar su vida. No necesitan esperar años, ni siquiera meses para este cambio. Éste se inicia en el momento en que uno bucea en el mar de la espiritualidad. ¡Intenten vivir la vida de la disciplina espiritual por 1 día, ¡un solo día! Están llamados al triunfo.


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