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BALANCE EMOCIONAL: Un ejercicio de respiración para tiempos de crisis

Febrero 23, 2018

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El científico Albert Einstein dijo lo siguiente:

La crisis es la mejor bendición que puede sucederle a personas y países, porque la crisis trae progresos. La creatividad nace de la angustia como el día nace de la noche oscura. Es en la crisis que nace la inventiva, los descubrimientos y las grandes estrategias. Quien supera la crisis se supera a sí mismo sin quedar ‘superado’. Quien atribuye a la crisis sus fracasos y penurias, violenta su propio talento y respeta más a los problemas que a las soluciones. La verdadera crisis es la crisis de la incompetencia. El inconveniente de las personas y los países es la pereza para encontrar las salidas y soluciones. Sin crisis no hay desafíos, sin desafíos la vida es una rutina, una lenta agonía. Sin crisis no hay méritos. Es en la crisis donde aflora lo mejor de cada uno, porque sin crisis todo viento es caricia. Hablar de crisis es promoverla, y callar en la crisis es exaltar el conformismo. En vez de esto, trabajemos duro. Acabemos de una vez con la única crisis amenazadora, que es la tragedia de no querer luchar por superarla.

 

Bajo esta perspectiva, crisis es invitación al cambio, el momento de tensión que anuncia una definitiva vuelta de tuerca hacia la transformación. Depende de nosotros el enfoque que le demos: como una bendición o como una maldición. En cualquier caso, es una lección que nos muestra una faceta de nosotros, a veces descarnada, otras oculta, nueva o asombrosa, pero siempre verdadera, donde las apariencias se derriban para dejar ver la sustancia del alma y la entereza o debilidad de la mente. Así, a través de circunstancias externas a nosotros, podemos asomarnos más hacia nuestro interior, conocernos y tomar responsabilidad por nuestras acciones.

 

En los momentos críticos, la mente y el cuerpo tienden a responder en dos vías básicas: la reacción visceral que puede disparar fuerzas kármicas en contra de nosotros o nuestro entorno por originarse en lo irracional y el desbalance, o la no-reacción desde una mente neutral y clara que permita la mejor acción posible según nuestro proceso personal y las circunstancias.

 

Aquí la palabra clave es "claridad". Ésta se logra al salirse por un momento del ensimismamiento en el conflicto, abrir la óptica y mirar el cuadro completo de la situación: perspectiva. Pero sucede que muchas veces, en momentos críticos, la conmoción o los acontecimientos que rebasan nuestras posibilidades o entendimiento –como los fenómenos naturales– parecen obnubilar la mente y devorarla en pensamientos ensombrecidos por la fatalidad. Entonces, ¿cómo conservar la calma, actuar desde la neutralidad o conectar con esa claridad que nos permita tomar la decisión más benéfica? Como lo vimos en la entrega anterior: primero respira. La respiración es el camino hacia el estado natural de quietud y remanso de nuestra alma, la vía a través de la cual podemos llegar a la acción consciente y responsable, la que nos lleva del karma al dharma (el camino de la rectitud o acción virtuosa).

 

Cuando alternamos las fosas nasales en un proceso de respiración ejercitamos ciertas propiedades relacionadas con cada nadi o canal sutil que nos brindan resultados positivos específicos, como en el caso del pranayama o ejercicio de respiración que te invitamos a practicar a continuación. Proveniente de las tradiciones del hatha y el kundalini yoga, propicia la perspectiva y el balance emocional.

 

Cómo hacerla.

  1. Postura: Colócate en sukhasana o postura fácil, con las piernas cruzadas al frente, sentada/o en el piso o sobre una silla, con los pies en el suelo y la columna recta.
  2. Ojos: Cerrados, entórnalos hacia el entrecejo y enfócalos en el “tercer ojo”.
  3. Entónate con el Adi Mantra para abrir el espacio de tu práctica. Coloca tus manos en mudra de oración, presionando palma con palma y la base de los pulgares contra el esternón. Canta tres veces Ong Namo GuruDev Namo –"Yo saludo a la sabiduría infinita de origen divino que sostiene la existencia y me conecta con la cadena dorada de maestras/os espirituales y mi maestro interior". Inhala/exhala. Relaja la postura.
  4. Mudra y respiración: junta los dedos pulgar e índice de tu mano izquierda en Gyan Mudra (los demás dedos van extendidos) y coloca la muñeca izquierda sobre la rodilla izquierda. Con el dedo pulgar de la mano derecha tapa tu fosa nasal derecha. Inhala profundamente por la fosa nasal izquierda. Cuando tengas el aire completamente dentro, tapa la fosa nasal izquierda con el dedo meñique o índice de la mano derecha y exhala completamente por la fosa nasal derecha. Continúa…
  5. Tiempo: Comienza con 10 minutos. Después puedes aumentar a:

                                15 minutos, harán de este ejercicio una meditación.

                            22 minutos entrenarán a la mente para usar el estado creado por la respiración como una fuente de inspiración.

                           31 minutos purificarán el cuerpo, restaurarán el sistema nervioso y ayudarán a sanar los efectos de shocks recientes y pasados.

  1. Cierra el espacio: entonando “Que el eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior guíe tu camino” dos veces, seguido de tres Sat Nam (Verdadera Identidad) largos.

 

¿Cómo funciona y qué hará por ti?

  • La inhalación por la fosa nasal izquierda permite que la fuerza vital o prana active el hemisferio cerebral derecho, propiciando relajación, frescura, descanso y receptividad. Se restablece la capacidad cerebral para tomar decisiones desde un punto de calma en pensamiento y acción.
  • La exhalación por la fosa nasal derecha permite que, a través del proceso de apana o eliminación, el hemisferio cerebral izquierdo relaje su actividad de cálculo, cómputo y recurrente tendencia a la preocupación. Se rompen viejos patrones, y libera de miedos.
  • Aclara la mente y le permite tomar decisiones desde un punto neutro y sereno: el balance emocional.  
  • En momentos críticos, permite hacer un alto y recuperar tu centro.
  • Arroja luz y conciencia sobre tus sensaciones y emociones, ayudándote a aceptarlas, liberarlas y evitar que se vuelvan conmociones.
  • Nuevas perspectivas y opciones llegan a ti para tomar la mejor decisión en cada circunstancia por la que atravieses.
  • Es un excelente ejercicio para realizar antes de dormirse y soltar las preocupaciones o el estrés del día.  

 

     Te invito a practicar constantemente este pranayama para contactar con ese oasis espiritual que pervive dentro de ti; te permitirá ver la crisis como una oportunidad para probar tu entereza y volverte un agente de cambio.

 

Sat Nam.  


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