Cada inicio de año es la misma historia: nos hacemos montones de promesas a nosotros mismos que terminamos olvidando y archivando para la siguiente ronda de uvas. Hacer ejercicio, comer sano, ahorrar, etc., son propósitos que aparecen año con año en nuestra lista y que siempre abandonamos. ¿Por qué desertamos? ¿No lo deseamos lo suficiente? ¿No ponemos el empeño necesario? Nada de eso; a pesar de que la fuerza de voluntad es muy importante para cumplir un propósito, el plan de acción es la parte fundamental. La mayoría de nosotros nos proponemos el qué pero rara vez reparamos en el cómo. Por ejemplo, es muy distinto decir "Me propongo bajar de peso" a decir "Me propongo comer pan sólo una vez por semana". El primer enunciado se enfoca en el qué, el segundo en el cómo. Adivina cuál es más fácil de mantener.

Los propósitos más comunes cada Año Nuevo son:

1. Perder peso

Como mencionamos en el ejemplo, en lugar de proponernos bajar de peso debemos ser más específicos; "bajar de peso" es muy vago. Propongámonos bajar 1/2 kilo a la semana dejando de comer azúcares y harinas procesadas. Esa es una meta acotada, posible y clara; por lo tanto, será mucho más sencillo cumplirla. Desglosa el propósito "bajar de peso" en pequeñas metas: beber más agua, hacer cinco comidas al día, dejar las pastas y los refrescos, etcétera.

2. Hacer ejercicio

Son muchas las personas que en enero se inscriben al gimnasio o salen a correr durante un par de semanas y luego desertan. El propósito de hacer ejercicio no debe ser acotado sino gradual: "Me propongo caminar/trotar 20 minutos diarios esta semana, 30 minutos la siguiente, 40 la siguiente, etc". No se puede pasar de una vida sedentaria a una de deportista de un día para otro o el cuerpo lo resentirá a tal grado que terminaremos abandonando.

3. Ahorrar

Proponerte ahorrar es lo mismo que proponerte viajar. ¿Cuándo, a dónde, por cuánto tiempo? Si quieres ahorrar debes primero especificar cuánto, para qué lo vas a usar y qué gastos vas a modificar. Arma un plan de ahorro que sepas que puedes cumplir sin ahorcarte; puedes empezar por una simple alcancía. 

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