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Cómo usar las fases de la Luna para mejorar tu vida sexual

Enero 20, 2017

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En diversas culturas la Luna ha sido asociada con la sexualidad; astrológicamente es el planeta que rige la generación, el nacimiento y por lo tanto la reproducción. Se le asocia poéticamente con el erotismo en tanto que tradicionalmente es en la noche donde se realizan los encuentros amorosos, en la oscuridad iluminada —esto particularmente cobró fuerza con el Romanticismo. La Luna es también el astro que rige la fantasía y la imaginación, la cual es una especie de proyección de la mente hacia el mundo, de la misma manera que la luz del Sol se proyecta en el espejo de la Luna. Octavio Paz escribió, en el poema titulado "Maithuna" (palabra que hace referencia a la cópula tántrica en la que la pareja se asume como Shiva y Shakti, las divinidades primordiales del tantrismo):

 

Anoche

en tu cama

éramos tres:

tú      yo      la luna.

 

La Luna es siempre el tercio divino, el cuerpo refractante del amor y el deseo, y la inspiración para el juego de la seducción. 

 

Pero más allá de este simbolismo y de este coqueteo previo de la imaginación lunar, debemos preguntarnos si la Luna también ejerce una influencia material sobre nuestra sexualidad, algo que podamos sentir en el cuerpo invariablemente y no sólo en la mente.

 

Sabemos que la Luna no sólo afecta los flujos menstruales femeninos; afecta todo tipo de flujos en todo tipo de organismos. Estudios sugieren que el ciclo lunar afecta la ovulación, la retención de orina, y se correlaciona con episodios de diarrea y problemas cardiovasculares. Un estudio realizado en el Pacific Fertility Center mostró que las mujeres tienen mayores posibilidades de concebir cerca de la luna nueva y de iniciar su ciclo menstrual en la luna llena. Esto coincide con las prácticas de agricultura tradicional donde se suele sembrar en la luna nueva (recordemos que la palabra "semen" significa semilla).

 

En el Clásico interno del emperador amarillo (Huangdi Neijing), para algunos la biblia de la acupuntura, se dice:

 

Al principio de la luna creciente, el qi y la sangre se originan como esencia, y el qi de defensa se empieza a mover. Cuando el disco de la Luna está lleno, la sangre y el qi están repletos, los músculos y el tejido firmes. Cuando el disco de la Luna se vacía los músculos y el tejido menguan, los conductos y los vasos se agotan y el qi de defensa se pierde.

 

Este texto sugiere que en la luna creciente se presenta, con cierta obviedad, un incremento de energía que culmina en la luna llena. Teóricamente en la luna llena es cuando más energía hay, algo que coincide con las leyendas populares que cuentan que en las noches de luna llena se presentan fenómenos “lunáticos”, locura, pasión, violencia. 

 

La astrología antigua consideraba el ciclo lunar de 29 días con la misma importancia que el ciclo solar anual. En la astrología árabe se seguían las llamadas mansiones lunares que mapeaban, por así decirlo, las cualidades particulares de 28 lunas en relación al zodiaco. Basado en este sistema, el poeta W. B. Yeats, miembro de la orden mágica del Golden Dawn, creó su propia versión, la cual publicó en su texto A Vision. Ahí Yeats sugiere que es en la fase 13 —más o menos equivalente a 1 o 2 días antes de la luna llena-- en la que "la sensualidad completa es posible, esto es, sensualidad sin la intermezcla de cualquier otro elemento”. El in-crescendo lunar llega a su plenitud erótica-energética. 

 

La fase 14 será la de “máxima posible belleza”, quizás como resultado también de la concretización del máximo amor sensual. Las mujeres más bellas nacen en esta fase, dice Yeats, incluyendo a Elena de Troya, cuya belleza hizo arder esa ciudad y la mente de los poetas desde entonces. 

 

La fase 15 es cuando “la contemplación y el deseo, vueltos una misma cosa, habitan en un mundo donde cada imagen amada tiene una forma corpórea y cada forma corpórea es amada. Este amor no sabe ya nada de deseo, porque el deseo implica esfuerzo”. Aquí de alguna manera se cumple la obra de sexualidad alquímica.

 

A esto podríamos añadir un poco de magia astrológica tradicional. Si la Luna toma las cualidades del signo zodiacal que atraviesa, a grandes rasgos la luna de Tauro (regida por Venus, elemento de tierra y gran sensualidad), la luna de Cáncer (donde la Luna tiene su domicilio y máximo caudal emocional) y la luna de Escorpión, el signo que rige los genitales y la magia y el ocultismo, serían las lunas de mayor potencial sexual, aunque todo debe calibrarse con los otros astros del momento y con las cartas natales de las parejas. 

 

Si bien de todo lo anterior no podemos deducir una ciencia exacta o concluyente de la sexualidad lunar sí podemos producir la hipótesis de que, para tener sexo cuyo fin es el embarazo, una mujer hará bien en intentar sincronizar su ciclo menstrual con la Luna para que su periodo de máxima fertilidad coincida con la luna nueva —y así la luz nueva de la vida--. Pero si se busca practicar sexo tántrico o alquímico, sexo con un componente espiritual experimental --donde generalmente se retiene el semen para recircularlo como elixir-- quizás se deba tomar la ventana que va del creciente a la luna llena, un periodo en el cual la energía está en su maduración. Hay que mencionar que en las prácticas tántricas se utiliza también la sangre menstrual y que en la alquimia interna daoísta se menciona que se puede producir una "flor de oro" orgásmica, una especie de elixir, 3 días antes de la menstruación o 3 días después. Ahora bien, esto será recomendable sólo para personas que pueden manejar bien la energía, que no sufren de nerviosismo y de trastornos como la eyaculación precoz y demás; para éstos quizás sea más provechoso primero iniciar sus prácticas sexuales en la luna nueva o en momentos más templados. Por otro lado cabe mencionar que no todas las lunas llenas o nuevas son iguales, son parte de una compleja red de relaciones simbólicas y energéticas, así que en estos reinos no hay una pastilla sexual que funcione siempre (la Luna como una enorme pero voluble pastilla de éxtasis en el cielo). Y por último queda, eso sí, siempre, el componente estético-espiritual de la Luna, la vela suprema, que puede usarse también de manera afrodisíaca ilimitada a través de la imaginación.

 


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