Es posible que el miedo a morir nos lleve a evitar el tema consistentemente. Después de todo estamos vivos ¿para qué preocuparnos? En realidad, no se trata de preocuparse, sino de aceptar la muerte como la contraparte de la vida que nos permite adquirir perspectiva y darle sentido a nuestros días. En el momento en que te percatas de que tu tiempo en la tierra es limitado inevitablemente viene la pregunta de ¿qué hacer con ello que valga la pena? y enfrentarla no siempre es fácil. Por otro lado, algunas personas pueden experimentar cierto desconsuelo en la impermanencia de la vida, sin embargo en la naturaleza nada muere del todo y nunca ha desperdicios pues la misma decadencia de la materia orgánica da origen a más vida. Renacer es parte de los ciclos naturales y este sentimiento fue expresado con singular elocuencia por el poeta Walt Whitman cuando escribió los siguientes versos:
Dime:
¿Qué piensas tú que ha sido de los viejos y de los jóvenes,
de las madres y de los niños que se fueron?
En alguna parte están vivos esperándonos.
La hojita más pequeña de hierba nos enseña que la muerte no existe;
que si alguna vez existió, fue sólo para producir la vida;
que no está esperando ahora, al final del camino, para detener nuestra marcha;
que cesó en el instante de aparecer la vida.Todo va hacia delante
y hacia arriba.
Nada perece.
Y el morir es una cosa distinta de lo que algunos suponen.
¡Y mucho más agradable!
Las condiciones en las que se llevan a cabo los funerales en el mundo occidental involucran procesos como el embalsamamiento que con frecuencia incluye químicos cancerígenos como el formaldehído el cual podría ser reemplazado por aceites biodegradables y libres de toxinas. Por otro lado la cremación quema combustibles fósiles y requiere la filtración adecuada de algunas substancias como el mercurio de las amalgamas de los cuerpos que son muy tóxicas para el ambiente. Con esto en mente han surgido diferentes alternativas para llevar a cabo funerales naturales o “verdes” que minimicen el impacto ambiental y ayuden a la conservación de los recursos naturales, la reducción de emisiones de carbono, la protección de la salud de los trabajadores y la restauración o preservación del hábitat. Un funeral de estas características incluye el uso de urnas, sudarios y ataúdes fabricados con materiales orgánicos y biodegradables. Aunque también han surgido otro tipo de alternativas que ofrecen la oportunidad a las personas de renacer a través de la naturaleza, estas son dos de estas propuestas:
Esta urna es un diseño del estudio español estudimoline y en palabras del equipo detrás de ella :
“ La urna Bios cambia la forma en que las personas ven la muerte, convirtiendo “el final de la vida” en una transformación y un retorno a la vida a través de la naturaleza. Es una forma inteligente, sustentable y amigable con el medio ambiente de abordar lo que probablemente es uno de los momentos más importantes en la vida humana”.
Esta urna está hecha de cáscara de coco compactada junto con celulosa y básicamente se conforma de dos partes: la superior donde está la semilla y la inferior donde se depositan las cenizas. Esta estructura le permite a la semilla germinar de manera independiente de las cenizas y su alto nivel de acidez. Para cuando la urna empiece a degradarse las raíces serán lo suficientemente fuertes para liberarse y todo el set se vuelve parte del subsuelo.
Hay urnas diseñadas tanto para personas como para mascotas y hasta el momento se han distribuido más de 7000 alrededor del mundo. Además los clientes pueden elegir en qué clase de árbol quieren convertirse incluyendo roble, maple, pino, haya, fresno o una urna sin semilla en la que puedan colocar la de su preferencia.
2. Traje infinity burial
Los diseñadores Jae Rhim Lee y Mike Ma crearon un traje que se puede usar después de la muerte para limpiar las toxinas del cuerpo antes de que regresarlo a la naturaleza. Ya que el cuerpo humano contiene cientos de contaminantes que incluyen pesticidas, preservativos y metales pesados como el mercurio y el plomo, los cuales pueden filtrarse al sustrato y el manto freático. Lee fue inspirada por la idea de que “los hongos son los maestros en descomposición el aterra y son los organismos que interconectar la vida y la muerte”. Antes de llegar a una versión final realizaron varias pruebas con diferentes tipos de hongos alimentándolo con su propio cabello, piel y uñas, los que descomponían la materia orgánica mejor fueron seleccionados y forman parte de las variedades utilizadas en el traje. Que básicamente consume el cuerpo en su interior transformándolo en una forma de composta limpia y libre de contaminantes. En palabras de Lee:
“Queremos comer, no ser comidos por nuestra comida. Pero mientras observaba a los hongos comer y digerir mi cuerpo, imagino el Hongo Infinity como un símbolo de una nueva forma de pensar sobre la muerte y la relación entre mi cuerpo y el medio ambiente”.
A ti ¿cómo te gustaría renacer?