Es muy probable que en estos días escuches que las personas hablan sobre el próximo cambio de horario, y aunque se trata de una medida que se adoptó en México desde 1996, todavía genera cierta confusión año con año.

Para aclarar las dudas que puedan existir: el horario de verano inicia el primer domingo de abril, día en que se adelantan 1 hora los relojes (puedes hacerlo el sábado por la noche, antes de ir a dormir, y la ventaja es que los dispositivos electrónicos lo hacen automáticamente), y termina el último domingo de octubre, día en que inicia el de invierno y se atrasan 1 hora los relojes.

El gobierno mexicano tomó la decisión de realizar este ajuste de horario con el objetivo de ahorrar energía eléctrica, al aprovechar las horas adicionales de luz natural que hay en esta temporada entre 6 y 8 de la noche. 

Además, la medida tuvo también motivos comerciales, para igualar el horario del país con el de Estados Unidos, país con el que se tienen importantes relaciones mercantiles, y con el objetivo de no afectar los horarios de los vuelos internacionales.

Aunque este cambio de horario aplica para la mayor parte del país, existen algunas excepciones que no lo realizan, como los estados de Quintana Roo, Sonora y Baja California. Mientras que en 28 ciudades fronterizas distribuidas en Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas, el horario de verano tiene una duración distinta, pues va del 10 de marzo al 3 de noviembre, para estar a la par de las ciudades colindantes en Estados Unidos.

Recomendaciones para sobrevivir al cambio de horario

Muchas personas reportan que con el cambio de horario presentan problemas para conciliar el sueño, para levantarse a la hora acostumbrada y somnolencia durante el día. De acuerdo con especialistas de la Clínica del Sueño del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), esto se debe a que la adaptación al nuevo horario tarda alrededor de 3 semanas.

Dichos especialistas proporcionan las siguientes recomendaciones para facilitar el proceso de adaptación al cambio de horario y evitar o reducir las afectaciones que ocasiona en la salud y el bienestar.

• Evita tomas siestas y si lo haces, que sean de menos de 30 minutos.
• Respeta tus horarios para dormir y despertar, para mantener los hábitos de sueño.
• Mantén tus rutinas diarias para que en la noche tu organismo descanse como de costumbre.
• Evita los alimentos pesados en la noche.
• Después de las 18:00 horas, evita la ingesta de café, té y alcohol.
• También evita fumar y realizar ejercicio extenuante cuando se acerque la hora de dormir.
• Evitar tener lámparas extremadamente luminosas, celulares, computadoras o tablets en la habitación, pues la luz que emiten genera en el cuerpo la sensación de que aún es de día.
• Procura que tu recámara sea un espacio tranquilo y con una temperatura agradable para ti, de modo que logres tener un descanso reparador.
• Sin importar el cambio de horario, procura dormir tus 8 horas diarias.

Con información de El Heraldo de México