La vida moderna está llena de prisas y ocupaciones y parece impensable que alguien pueda tomarse más de una hora para comer y volver corriendo al trabajo, tres nos parecería una locura, sin embargo, en el Japón antiguo, la ceremonia del té podía durar de tres a cinco horas. Los japoneses consideran que asistir a una de estas ceremonias es como ver un resumen perfecto de la cultura y las tradiciones japonesas. 

Para realizar una de estas ceremonias se requieren muchos años de preparación en todo tipo de artes, desde caligrafía y floristería hasta los gestos y ademanes correctos, es por ello que el estudio para poder ofrecerla lleva muchos años. En Japón aún existen personas que consagran su vida a estudiar y perfeccionar las ceremonias de té. Ser anfitrión o invitado de una ceremonia de té son dos de los máximos honores en esta cultura. 

Para los japoneses, las ceremonias del té no sólo son rituales antiguos sino que te ayudan a desarrollar habilidades y valores fundamentales para la vida cotidiana, por ejemplo:

• Aprender la cultura de los ancenstros
• Aprender a ser agradecido y generoso.
• Armonizar el espíritu con el entorno
• Crear relaciones humanas más honestas y felices

Una ceremonia del té —Cha-ji— comienza con un pequeño almuerzo —kaiseki—,  un té espeso —koicha— y ​un té ligero —usucha—. Durante el almuerzo se pude tomar un poco de sake y mochis, deliciosos pastelillos dulces de arroz con té verde; después, el anfitrión preparará un té espeso y dulce para finalizar con un verde ligero. Toda la ceremonia va a acompañada de música relajante e inciensos. Al finalizar, tres o cuatro horas después, los manjares compartidos y la belleza de la ceremonia harán que el invitado y el anfitrión haya creado un lazo único, finalizarán completamente relajados y habiendo reconectado con una parte fundamental de su espíritu: la hospitalidad.

En México, algunas instituciones japonesas como el Instituto Niten o la Fundación Japón en México realizan regularmente ceremonias del té para compartir con todos aquellos interesados en participar de un ritual antiguo, bello y armonizante.