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Hay 2 tipos de personas: las observadoras y las protagonistas

Enero 04, 2017

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3 minutos de lectura

Evidentemente, hay muchos tipos de convivencias en el mundo. Hay gente que cede su vida y se conforma con experimentar la adrenalina, el romance, el suspenso e inclusive el amor en las películas, las series o hasta en la vida del de al lado. En lugar de aprovechar su vida y ser protagonistas de sus propias historias, les es más fácil observar desde afuera.

 

No me malentiendan, observar es muy importante. En la tradición tántrica se le considera a la parte masculina de Shiva como el gran observador. Lo que observa es algo tan profundo que ni siquiera tiene necesidad de forma.

 

Sin embargo, en este plano también tenemos forma, cuerpo, movimiento, acción. Esa es la parte de la Shakti, la parte femenina, que se manifiesta, que actúa.

 

Cuando tendemos a quedarnos en una sola parte estamos incompletos. La parte del observador es nuestra conciencia divina y la manifestación de la acción es cuerpo físico. Ambos lados deben permanecer en equilibrio.

 

Si tu vida no para y no tienes tiempo para ponerle un alto y observar, estás igual de incompleto que quien sólo observa y no toma la vida para vivirla. Necesitas encontrar el equilibrio que te falta.

 

¿Y cómo empezar a equilibrarme?

Date cuenta de qué rol juegas en esta vida. Si eres de los que prefieren quedarse callados, tener una vida solitaria y no atreverse a tener su propia historia, es momento de que salgas de ahí y empieces a arriesgarte más, a no tener miedo de vivir y sentirte un protagonista. Ya no veas más historias y empeza a crear la tuya con la misma magia y pasión de lo que te gusta y te mueve. Empieza a dar pasos que antes no te atrevías a dar y recuerda que en este plano vienes a experimentar.

 

Tu observador interno es infinito pero ahora estás encarnado y es una oportunidad para experimentar en un cuerpo y vivir, sentir, gozar, llorar, reír, amar, volar y hacer lo que tu alma decida. No te quedes en la zona de confort.

 

Si tu vida es tan intensa que apenas tienes tiempo para detenerte a contemplar a tu alrededor, ahí es donde necesitas poner más atención y aprender a no hacer nada. En tu caso, a veces no hacer nada es la clave del equilibrio. No significa literalmente que no te muevas, significa que le permitas a tu yo observador entrar en tu vida y guiarte de vez en cuando. Esto te permitirá comprender muchas cosas del por qué estás aquí.

 

Te invito a que hagas pausas en tu vida para conectar con esa voz interna que va más allá de la mente o del ruido cotidiano. La meditación te puede ayudar a lograrlo, así como el contacto con la naturaleza: el contemplar y dejarte acariciar por el viento, el dejarte asombrar por un atardecer sin tener prisa, el no accionar y simplemente observar, contemplar.

 

Así que no importa cuál de los dos tipos de personas eres, porque ambos son necesarios. Que seas el protagonista de tu vida, pero que lo hagas con conciencia, contemplación y observación. ¡Ya es momento de equilibrar tu vida! Toma ya las riendas, haz lo imposible, pero siempre, siempre observa y sé consciente de tus pasos.

 

¡Buen viaje!


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