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Este año, abramos nuestro corazón

Enero 17, 2018

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Tras un año lleno de violencia, racismo, intolerancia y destrucción verbal entre la gente, tal vez haya que hacer un cambio radical en cuanto a lo que nos proponemos para este año, y más allá de pensar en qué queremos lograr para nosotros mismos, como perder peso o ahorrar dinero, tratemos de ponernos como propósito tener un corazón más abierto, más generoso, más empático.

 

En un mundo en el que la gente parece estar más aislada que nunca (gracias a los celulares), ¿qué mejor propósito que tratar de conectar más con los demás? Y existe una sencilla manera de hacerlo: estar más atento al momento presente, y no vivir en automático ni pensando en lo que sucederá más tarde. Cada instante tiene su propia energía; de nosotros depende que fluyamos con ella o que, de lo contrario, nos arrase.

 

Por ejemplo, si sientes ansiedad cuando escuchas en la radio o en la tele todas las atrocidades que ocurren en el mundo, haz una pausa antes de querer distraerte con otras cosas y mejor hazte consciente de tu cuerpo y de tu respiración. Reconoce tu ansiedad, permítela fluir mientras sigues respirando y entonces trata de llevar esa energía hacia un lugar de plenitud y bondad.

 

Cuanto más seamos capaces de estar conectados genuinamente con nuestras experiencias, más permitiremos a nuestro corazón estar abierto a comprender y empatizar con los demás. La meditación es una herramienta que nos ayuda a sobrellevar la crudeza del mundo exterior, es como tener un escudo que nos protege del daño, pero que a la vez nos vuelve más sensibles y nos permite conectar con el mundo de una manera más genuina y amable.

 

Esto no significa que no debas tener metas, como empezar a ejercitarte o ahorrar, pero más que concentrarte en las cosas materiales o en tu aspecto, enfócate en quién quieres ser y en qué aspectos de ti mismo quisieras cultivar más.

 

Intenta el siguiente ejercicio de mindfulness o concientización plena: date un momento para hacerte consciente de tu cuerpo. Siente el peso de tu cuerpo sobre el suelo y comienza a sentir cómo respiras de manera natural. Ahora, pregúntate a ti mismo: ¿Quién quiero ser este año? Si por alguna razón al final del año ya no estuvieras, ¿cómo te gustaría que la gente te recordara? ¿Qué aspectos de ti mismo quieres cultivar más este año? Por ejemplo, ¿quieres ser una persona con el corazón abierto?, ¿una persona muy generosa?, ¿una persona extremadamente amable?

 

¿Qué respuesta viene a ti? S es necesario regresa a la pregunta cuantas veces necesites, hasta que una respuesta se sienta particularmente significativa para ti. Cuando tengas la respuesta, escríbela y colócala en algún lugar visible. De esta manera siempre podrás recodarla.

 

Esta nueva intención que tienes puedes aplicarla para el resto de tus propósitos y para tu vida en general. Puede ayudarte a repriorizar tus metas, tus actividades o tus relaciones, para que vivas totalmente alineado a esta nueva intención. Cuanto más hagamos este tipo de ejercicios, más conscientes nos hacemos del mundo que nos rodea, estamos menos aletargados y más listos para transformar nuestra vida (y la de quienes nos rodean) a una más plena, a un mundo mejor.

 

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