Cuando no estoy muy seguro de si es mi ego hablando fuera de balance o si es mi Voz de Sabiduría Interior hablando, utilizo este método para salir de dudas:

1. Pongo atención a mi diálogo interno, aunque sea yo hablando con yo hay un diálogo ahí.

2. Identifico si los pensamientos que estoy articulando incluyen "a mí", “me", "yo", "por qué a mí", “por qué yo"; o si, en cambio, incluyen "te", "nos", "a nosotros", "vamos", "ten".

3. Reviso las sensaciones que me provoca. Si mi diálogo interno me provoca paz, calma, sensación tibia, libertad de espacio y ligereza, entonces es muy probable que venga de un lugar muy lindo dentro de mí y del Universo. Si por otro lado, el diálogo interno provoca que me sienta aprisionado, con un peso encima, frío y desconectado, entonces casi seguro es mi ego enfermo hablando.

Si el diálogo interno se basa en "a mí", "me", "yo", "por qué a mí" ,"por qué yo", en mi caso, querido lector, regularmente es mi ego enfermito haciendo pancho y berrinche.

Si el diálogo interno se basa en "te", "nos", "a nosotros", "vamos", "ten", regularmente es mi mejor yo, mi yo superior, mi Voz de Sabiduría Interior hablando, es un veinte cayéndome.

Te pongo un ejemplo:

Juan va al cine con su hermana; su hermana llega tarde (lo cual es común en ella para este ejemplo), enojada, y discute un poco con Juan.

Juan ego dice: ¡Ufff! Siempre es lo mismo, cada que salimos es igual, no tiene respeto por mi tiempo. Yo me esfuerzo por llegar temprano, yo hago espacio para verla, ella llega tarde y además me echa a perder la película.

Juan Sabio dice: Ok, llegó tarde de nuevo. Bueno, ya sabes que así es ella y realmente llega tarde porque no se organiza bien, no es algo personal contigo, son sus formaciones mentales que en algún momento ajustará. Disfruta de la película y de su compañía, pero igual dile que no está padre que llegue tarde y pregúntale si está todo bien. ¿Que tal que tuvo un problema? Pon atención para el futuro y cítala un poco antes.

Ahora un ejemplo más metafísico:

Juan medita de manera regular por 1 o 2 años, un día se sienta a meditar y, ¡pum!, ve formaciones geométricas superarmónicas en el ojo de su mente y después ve una escena donde está con una persona difícil de su pasado charlando muy ameno y ya no siente dolor al ver a esa persona, al contrario, siente una gran liberación interna.

Juan ego dice: ¡A fuerza! Soy la onda, ya vi mandalas mientras medito. ¡Uju! Justo como el Maestro Fulano (coloque aquí el nombre del gurú que guste) seguro yo ya me iluminé, antes que todos estos tarugos que vienen a clase conmigo. ¡Yeah! Así se siente ser un iluminado. Me sienta bien, me puedo acostumbrar esto. Ah y claro, ahora que apareció esta persona difícil en mi mente ya no me dolió, yo ya estoy por encima de eso que pasó. Desde donde estoy ahora, yo puedo ser quien cierre el ciclo y deje ir esto. Ah, yo creo que estoy en otro nivel de frecuencia vibratoria y por eso yo ya pude dejar ir esto y esta persona no.

Juan Sabio dice: ¡Órale! Qué bonitas se ven estas formas, experimento paz y calma a verlas. ¡Ufff! Está bien padre la experiencia. ¿Eso es lo que habrá visto el Gurú Fulano? Ah no sé, pero esto está bien bueno. ¿Mis compañeros de clase estarán viendo lo mismo? ¿Qué estarán viendo? Al rato preguntas, mientras tanto, permanece en la experiencia, sin juzgar. ¡Wow! Qué lindo que cuando esta persona difícil apareció en mi mente platicamos en paz, ya no hay nada atorado ahí. ¡Ufff! Qué bonito que nos vaya superbien a los dos, cada quien en su camino.

Si lees con atención encontrarás diferencias interesantes y poderosas en los dos ejemplos. Reflexiona un poco usando los ejemplos para revisar tu diálogo interno habitual. Para nada estoy diciendo que tu mente funcione exactamente como la mía, lo que sí es cierto es que no pierdes nada con hacer la prueba, tal vez te caiga el veinte de cómo darte cuenta de que te cayó el veinte.

Nos leemos pronto, mientras vive lleno de amor, gracia y belleza cada segundo de tu vida.