En el estado de Quintana Roo, a un costado del Mar Caribe se encuentra Mahahual, una playa que por su blanca arena y su cercanía a la segunda barrera de arrecife más grande del mundo atrae a muchísimos turistas cada año. Sin embargo, esto no es lo único que Mahahual atrae, ya que es considerado un giro oceánico, es decir, un lugar en donde las corrientes marinas se encuentran creando una especie de vórtice. Algunos historiadores han elucubrado si esto pudo haber traído a sus costas piezas romanas, griegas, japonesas, o de otros lugares lejanos en el pasado. Pero lo que pasa actualmente es que las corrientes marinas están arrastrando consigo basura procedente de todos los puntos del globo hasta esta playa paradisiaca.
Todo tiepo de objetos llegan hasta aquí desde Vietnam, Malasia Tailandia, Japón, Holanda, Cuba, Italia, Grecia y otros muchos países, por lo cual hay una creciente preocupación por limpiar las playas y determinar qué se hace con la basura. Ya que además de afectar la imagen de dicho destino turístico estos desperdicios afectan la vida en los arrecifes de coral donde se acumulan. Numerosos animales se enredan en plásticos, bolsas y demás. Otro problema es que algunos llegan a comer estos materiales que bloquean sus intestinos causándoles la muerte. Como si esto no fuera suficiente los desechos marinos pueden transportar consigo especies ajenas a los ecosistemas del lugar que podrían terminar migrando y desequilibrándolos. La basura, también afecta al turismo, la pesca y la navegación y los restos de basura médica como jeringas que pueden poner en riesgo la salud de las personas y la fauna.
preocupadas por remover la basura de estas bellas playas como “Sustenta” la cual promovió un proyecto llamado “Limpia Mahahual que logró retirar más de 6 toneladas de desechos. Sin embargo esto nos lleva a la siguiente pregunta ¿qué hacer con ellos? Llegado este punto es posible que no haya sólo una respuesta, sin embargo existe una iniciativa del Fondo Mexicano Para la Conservación de la Naturaleza que propuso transformar los desechos en cuentas que los artesanos locales utilizaban para diseñar collares, pulseras y aretes que después ofrecían en venta a los turistas. Los cuales no dudaron en comprar, llevándose así su basura puesta.