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Cómo evitar los 5 casos más comunes de extorsión y fraude por teléfono y correo electrónico

Octubre 21, 2016

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En los últimos años se ha popularizado, lamentablemente, el uso del teléfono y el correo electrónico con fines de fraude y extorsión. Muchos de nosotros tenemos un familiar, amigo o conocido que ha recibido una de esas llamadas en que le aseguran que secuestraron a un familiar cercano, o que se hizo acreedor de un premio o la de un ejecutivo bancario que le pide sus números de cuenta y confidencial. Y por una mezcla de confianza excesiva, ingenuidad, distracción y el anonimato parcial que propicia el teléfono, el engaño se consuma.

 

Para prevenir dichos fraudes, a continuación compartimos una breve guía con los 5 casos más comunes de llamadas telefónicas falsas y qué sucede cuando dicho engaño se intenta perpetrar por medio del correo electrónico.

 

Si tú sabes de alguna otra situación de este tipo, no dudes en compartirla con nosotros en la sección de comentarios al final de esta nota.

 

 

Llamada de “secuestro”

 

Si recibes una llamada en la que te dicen que un familiar tuyo está secuestrado, lo primero que tienes que hacer es no entrar en pánico. Lo segundo, es colgar el teléfono e inmediatamente después intentar localizar a tu ser querido. Si no lo logras enseguida, conserva la calma y continúa buscándolo.

 

Cabe mencionar que en los casos reales de secuestro es usual que los secuestradores no pidan dinero de inmediato, más bien entablan negociaciones largas. Esa es una diferencia sustancial con las llamadas de extorsión.

 

 

Llamada de “concurso”

 

Tu teléfono suena, contestas y la voz al otro lado te dice con efusión que acabas de ganar algo: un auto, un televisor, un viaje, premio que podrás tener contigo una vez que deposites cierta cantidad de dinero en una cuenta, des algunos datos personales o algún otro intercambio de este tipo.

 

Lamentablemente, esto es un engaño. Desconfía de llamadas así. Los premios de concursos legales se otorgan de una manera mucho más formal y sin que tengas que dar algo a cambio.

 

 

Llamada de un familiar “en la aduana”

 

Otro engaño común es el del familiar que está atorado en la aduana del aeropuerto porque no le permiten pasar con ciertos objetos que trajo de un viaje. Te llamó porque necesita que le deposites cierta cantidad de dinero en una cuenta y con eso pueda solucionar su problema.

 

En este caso, tu alternativa de nuevo puede ser colgar el teléfono. Si de verdad era un familiar tuyo, volverá a marcar, y tú siempre puedes decir que la llamada se cortó. Asimismo, puedes darte cuenta de que se trata de una llamada falsa por un detalle: la persona del otro lado nunca te llama por tu nombre ni dice el suyo. A ti te puede decir tía, papá, hermano, y cuando le preguntes el suyo seguramente responderá con una evasiva, algo como “¿No me reconoces? ¡Soy yo!” En este juego es posible que sin darte cuenta, tú mismo/a termines dándole un nombre, y pensando que se trata de un sobrino que, efectivamente, siempre viaja.

 

 

Llamada de un banco o de alguna otra institución comercial o pública

 

En los últimos años, diversas instituciones bancarias o comerciales realizan llamadas telefónicas con diversos propósitos: ofrecer un servicio, informar sobre promociones, recordar un pago debido, etc. Sin embargo, en ninguno de estos casos esas llamadas tienen como fin pedirte datos personales, de ningún tipo.

 

Si tú marcas para realizar una aclaración es un caso muy distinto, pues te estás comunicando al número autorizado para ello, pero si recibes la llamada, en realidad no sabes de dónde proviene ésta, y por lo mismo es muy fácil que te hagan creer que en realidad se están comunicando de tu banco o de alguna otra institución con la que tengas algún tipo de relación comercial o monetaria (una tienda departamental, una institución crediticia, una institución gubernamental de la cual recibes un apoyo o incluso el servicio fiscal, etc.).

 

Como regla general, nunca des datos personales por teléfono. Recuerda que en estos casos siempre tienes una opción a tu alcance: aclarar las cosas personalmente. Acudir a la sucursal bancaria, a una oficina, etc. Y eso es lo que puedes responder en estos casos.

 

 

Correos electrónicos

 

Internet es un medio en donde existen condiciones suficientes para el fraude, el engaño, la suplantación de identidades y más. Siempre que recibas un correo que parece provenir de una institución –aseguradoras, bancos, el fisco, etc.–, desconfía. Si te da curiosidad, ábrelo, pero como segunda regla general, procura no dar clic en ningún lugar del correo.

 

Es común que este tipo de mensajes vengan acompañados de un botón que a su vez puede tener dos objetivos: uno, instalar sin que te des cuenta un software espía que recolecta toda la información personal que emplees al usar la computadora –nombre, número de tarjeta de crédito, contraseñas, etc.– para enviarla a un servidor remoto. El segundo, que ese botón te conduzca a un formulario también falseado en el que tú mismo/a dejes información personal pensando que se le estás proporcionando a tu banco, al fisco o a alguna otra entidad; en este caso, el gancho casi siempre es una atractiva promoción o la promesa de ganar un jugoso premio.

 

 

 

En general no te aconsejamos que seas desconfiado, pero sí precavido. ¡Y no olvides compartir esta información! Especialmente con aquellas personas que podrían no estar al tanto de estas situaciones.


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