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Cómo usar mi bici en la ciudad sin morir en el intento

Abril 19, 2016

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7 minutos de lectura

¿Tienes una bici en casa pero no la usas por temor a que algo te pase (o le pase) en la calle? ¿Estás atorad/a en un embotellamiento y sientes envidia de los ciclistas que te rebasan raudos, veloces y libres –pero no te atreves a imitarlos? ¿Tu trabajo o tu escuela te quedan lo suficientemente cerca como para llegar en bici pero algo te dice que mejor llegas en auto o en transporte público?

 

En harmonía elaboramos esta lista con 9 recomendaciones para que tomes tu bici y la emplees como lo que es: un medio de transporte. Sabemos que hacerlo en una gran ciudad puede ser complicado, pero al mismo tiempo creemos que la única forma de que todos nos habituemos a convivir con bicis en la ciudad es considerándolas como un elemento más de nuestra dinámica cotidiana. Lo cual, a su vez, solo sucederá cuando más y más personas hagan de este medio uno de sus vehículos principales.

 

Sin más, estos son nuestros consejos, obtenidos por experiencia propia.

 

Equípate

Una vez que tomaste tu decisión de salir, no olvides hacerlo con el equipo adecuado. Un buen casco y alguna prenda con reflejantes y en colores vivos son los elementos mínimos; si en algún momento de tu viaje te encontrarás en condiciones de oscuridad o semi-oscuridad, las luces delanteras y traseras son indispensables. Y también necesitarás algún tipo de señal sonora, sea para anunciarte a los peatones, a los automovilistas o a otros ciclistas que encuentres en el camino; tu candado o cadena si planeas dejar la bici en la calle. Para todos estos casos las opciones son varias y para todos los gustos y bolsillos: hay accesorios más costosos que otros, pero no necesariamente los más caros son los mejores o los más útiles. Si sabes silbar, ya no tendrás que comprar una bocina, pero también es cierto que un simple silbato puede servir para el propósito de hacerte notar. Las luces y el sonido son particularmente importantes, pues son las únicas formas que tienes como ciclista para que las otras personas en la calle te vean.

 

Infórmate

Aunque muchos ciclistas amateurs no lo hacen, sería deseable que antes de salir a la calle supieras algunas cosas de mecánica básica de bicicletas: cómo funciona tu bici, qué hacer si la cadena se sale o si una llanta se poncha. También puedes recorrer las inmediaciones de los lugares por donde piensas rodar (si es que tu ruta será más o menos fija) para saber dónde hay talleres para bicicleta: esta sencilla previsión puede ahorrarte algunos contratiempos.

 

Prevé tu ruta, y elige aquella donde te sientas con más confianza

Si vas a salir por vez primera en tu bici algo que puedes hacer para ganar confianza es trazar tu ruta con antelación. Un servicio como Google Maps es sumamente útil para esto. Para sentirte más seguro/a puede optar por un camino que, por ejemplo, siga calles pequeñas o poco transitadas o, por otro lado, aquellas donde haya ciclovías exclusivas o señalamientos para automovilistas y peatones de que esa calle en particular se comparte con ciclistas. Además de revisar por Internet el camino, también puedes dedicar un día de descanso a pasear antes por esos rumbos y verificar por ti mismo/a dicha información.

 

Una vez más: no escatimes en seguridad

Hablamos de dinero, sí, pero también de algo distinto. Es decir, siempre que adquieras un accesorio de seguridad –una lámpara, un casco, una prenda–, opta por la mejor opción, aunque parezca un tanto costosa, aunque en la medida de tus posibilidades (una lámpara potente, un chaleco con reflejantes, etc.). Sin embargo, al recomendarte que no escatimes pensamos también en términos simbólicos: a bordo de una bici, la precaución nunca será un exceso. Por más experiencia que creas tener, nunca bajes la guardia. En muchos de los casos los accidentes ocurren por exceso de confianza: creíste que sí pasabas ese semáforo, creíste que nadie venía a tu lado, creíste que ese peatón no se bajaría de la acera, creíste que… Insistimos: no escatimes en seguridad.

 

Piensa en lo más obvio

Recuerda que subirte a una bici es hacer ejercicio. ¿La consecuencia más inmediata de eso? Vas a sudar. Si te preocupa llegar a tu trabajo, escuela o cita bañado en ese líquido corporal inevitable, puedes solucionarlo rodando en una playera común y corriente y llevando tu ropa formal en la mochila. En cualquier baño puedes hacer el cambio. Piensa también en el clima: si te incomoda ir en bici cuando llueve o consideras que es más peligroso, mejor no lo hagas. Si te da un poco lo mismo, toma tus precauciones: usa un impermeable, maneja un poco más lento que de costumbre, ten siempre presente la posibilidad de un bache o una coladera abierta (pero invisible por causa de los charcos), etc.

 

Siempre procura hacerte notar

A bordo de una bici eres vulnerable, de ahí la importancia de que te vean. Además de las señales básicas –chaleco, luces, bocinas, etc.– también hay otras formas de hacerle notar a los demás tu existencia: por ejemplo, tomando el carril de baja velocidad de una vía por en medio (y no pegándote a la extrema derecha, como muchos hacen), de ese modo, si un automóvil quiere rebasarte, tendrá que hacerlo por la izquierda o pedirte que le hagas espacio. Otra acción que puedes realizar es establecer contacto visual con un automovilista o un peatón en cierta situaciones, por ejemplo, para pedir a un conductor que te ceda paso en un cruce o para hacerle saber al peatón que tú tienes el siga.

 

Respeta las reglas básicas de una buena convivencia

Todos navegamos a bordo del mismo barco llamado ciudad. Si queremos hacerlo placenteramente, una de las mejores opciones que tenemos es respetar las reglas elementales de una convivencia saludable. Como ciclista estás obligado a respetar los mismos semáforos que los automovilistas, a no invadir el paso peatonal ni transitar sobre aceras, camellones y otros espacio exclusivos de los peatones. Recuerda que, en general, la jerarquía de preferencia en el tránsito citadino tiene en primer lugar a los peatones, en segundo a los ciclistas y en tercero a los vehículos motorizados. Actúa en función de esto.

 

Comparte con otros tu experiencia

Si ya saliste y descubriste que, en efecto, recorrer la ciudad en bici es una experiencia totalmente distinta a hacerlo como peatón o como automovilista, no dudes en compartir tu experiencia con otros. No importa si fue placentera o terrorífica: habla de ello. Al hacerlo quizá te des cuenta de otras aristas que no habías tomado en cuenta, y quién sabe, tal vez a partir de eso te den ganas de volver a intentarlo.

 

Confía

Lo más importante de todo: ten la confianza de salir en tu bici y recorrer la ciudad en ella. La experiencia lo vale y seguramente obtendrás tu recompensa. Piensa que ya muchas personas lo hacen, todos los días, y vuelven sanas y salvas a su casa. Puede pasarte algo, es cierto, pero en la medida en que tomes tus precauciones, ruedes con conciencia y tengas confianza en ti mismo/a, la probabilidad de que te enfrentes a una adversidad se reduce sensiblemente y, en dado caso de algo ocurra, con toda seguridad sabrás cómo actuar al respecto.

 

¡Mira el video que preparamos respecto a este tema! 

 

 

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