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¿Cómo se vive el acoso sexual en Japón?

Junio 02, 2016

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 Japón es un país desarrollado cuya sociedad aparenta ser regida por la diplomacia y el orden. Sin embargo, no está exenta de uno de los grandes males que aquejan a las sociedades actuales: el acoso y la discriminación hacia las mujeres en general. Ya que en este país ellas aún son consideradas ciudadanas de segunda categoría. Estas son algunas formas en las que las japonesas viven y sobreviven al acoso.


1. En el transporte público

Las muchedumbres son capaces de proveer anonimato a los agresores quienes aprovechan en la hora pico para toquetear inapropiadamente a las pasajeras que no pueden ni moverse en los atestados vagones. De tal manera que como en muchos otros lugares del mundo en este país oriental se han designado algunos únicamente para mujeres. Esta medida es una necesidad inmediata que efectivamente logra hacer sentir a las pasajeras más seguras, sin embargo al igual que en otras partes del mundo ha sido criticada por no resolver el conflicto a través de la razón y un cambio cultural, sino a través de la simple separación. 

 

2. En el trabajo

El acoso sexual dentro del ambiente laboral es la causa detrás de la mayoría de las consultas hechas a la Oficina de Empleo Igualitario de Tokio. En las compañías japonesas las mujeres con frecuencia trabajan como “office ladies” o "damas de oficina" y se les asigna la tarea de servir el té y hacer tareas de bajo nivel dentro de la oficina. Usualmente no se les considera para ser ascendidas y se espera que se retiren después de casarse. En cuanto a este punto el testimonio de N. Otani sobre lo que se espera de las mujeres en el ambiente laboral es revelador: 

 

“Nunca he sido acosada sexualmente en el metro, pero tengo muchísima experiencia en el trabajo. Soy soltera y no me gusta que los hombres me pongan de subordinada en el trabajo sólo porque soy mujer. He trabajado muy duro, de la misma manera en que los hombres lo hacen, para ganarme su respeto; pero ellos me dicen que soy linda y que no debo decir lo que opino,sino mantenerme callada. En otra ocasión me dijeron que debía casarme para ser más femenina, como otras mujeres en la oficina. Estos comentarios son ofensivos y son una forma de acoso. Sólo quieren que las mujeres nos limitemos a sonreír y ser femeninas”. 

 

En Japón no hay una ley específica en contra del acoso sexual en el trabajo y quienes registran una demanda deben hacerlo bajo las leyes civiles. Las demandas pueden tardar años en los juzgados y con frecuencia sólo consiguen algunos miles de dólares, además de que son difíciles de ganar. Reiko Nakamura es una abogada que suele tomar estos casos y ha comentado al NY Times que “Muchos casos recientes de acoso sucedieron a puertas cerradas. En este tipo de casos los perpetradores niegan la acusación y los jueces cuestionan a la mujer sobre porqué no escapó de la habitación o gritó para pedir ayuda”. De tal manera que se culpabiliza a las víctimas. 


Por está razón son pocas las mujeres que incluso se quejan con sus compañías, ya que temen represalias que pueden ir desde malos tratos en el entorno laboral hasta la perdida de su empleo.  Así que muchas sienten que hacer algo al respecto es una mala idea.  Por su parte las compañías no asumen una postura disciplinaria frente a las quejas de sus empleadas, sino que deciden lavarse las manos argumentando que es un problema personal entre las partes y específicamente de algunas mujeres. De acuerdo a Masaomi Kaneko, el director general de la oficina del trabajo en Tokio “Ellos no consideran que sea una cuestión moral, ni se pregunta porqué pasa o cómo mejorar el ambiente laboral”. 
 

3. Por maternidad

En japonés se da el nombre de mata-hara al acoso por maternidad, que se refiere a la discriminación en el trabajo en contra de las mujeres embarazadas, las que toman licencia por maternidad y quienes han regresado al trabajo después del parto.  Esta es la segunda razón detrás de las consultas hechas a la Oficina de Empleo Igualitario de Tokio. De acuerdo a una encuesta nacional hecha a mujeres trabajadoras de veinte a cuarenta y tantos años,1 de cada 4 de aquellas que se encontraban embarazadas o ya eran madres reportaba haber sido víctima de acoso por maternidad. 

 

Según la ley los permisos por maternidad (o paternidad) deben ser efectivos tanto para las madres como para los padres, sin embargo la realidad es que muy pocas compañías apoyan activamente a los hombres para que se tomen este tiempo fuera de la oficina. Por lo cual las licencias por razones de crianza todavía son consideras un problema exclusivamente femenino. 

 

Por ley una mujer embarazada puede tomar una licencia por maternidad durante un periodo de 6 semanas antes del parto y 8 semanas después del mismo. Además de recibir dos tercios de su sueldo base durante este periodo. Una vez terminada la licencia por maternidad, la madre tiene derecho a una licencia para cuidar de su hijo hasta el primer cumpleaños del bebé. También hay algunas disposiciones para ayudar a las mujeres que vuelven al trabajo después de convertirse en madres, incluyendo la posibilidad de que aquellas con hijos menores a tres años acorten hasta dos horas su jornada laboral.

 

La más reciente encuesta sobre esto descubrió que las mujeres consideran que hay “una falta de entendimiento y cooperación de parte de sus colegas hombres en cuanto al embarazo y el parto” como la principal razón detrás del mata-hara. De acuerdo al representante de Rengo, la compañía a cargo de esta encuesta Mayumi Morishita “los empleadores necesitan darse cuenta de que un ambiente de trabajo que es amigable con las mujeres beneficia a toda la sociedad japonesa”. 

 

4. En la política

De acuerdo al Japan Times 54% de las mujeres en el parlamento japonés confesaron a una encuesta nacional sentirse incómodas frente a los actos sexistas, comentarios discriminatorios y abuso verbal de parte de sus contrapartes masculinos. Este tipo de discriminación ha sido uno de los obstáculos para las mujeres buscando ser parte de la asamblea y desarrollar sus actividades dentro de ella. Algunas incluso reportaron formas muy serias de acoso incluyendo toqueteos inapropiados de parte de otro asambleista.  Algunos de los comentarios que las encuestadas citaron haber recibido fueron:  “Sólo eres una mujer”, “Deberías casarte rápido y tener un bebé”, “Una niñita como tú no puede hacer nada”.

 

El acoso sexual es un problema que también aqueja a los países desarrollados y que tiene expresiones diferentes en cada lugar del mundo, pero no por ello es menos pernicioso para la sociedad en general. ¿Te identificas con alguna de estas experiencias? ¿Has escuchado de algún caso así donde tú vives? 

 


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