Todos los seres humanos estamos en una búsqueda constante de nuestra identidad y de las mejores formas para encontrar el bienestar integral, y aunque compartimos rasgos comunes con otras personas, es un hecho que cada ser encuentra las respuestas en caminos distintos.

La buena noticia es que, más allá del camino que cada quien elija, todas las personas comparten una naturaleza resiliente que permite seguir adelante mediante la adaptación y aceptación de las situaciones que la vida nos presenta.

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Por eso es importante que cada quien resuelva sus propios problemas existenciales de la mejor forma que encuentre en cada momento de su vida. Cada quien es distinto, proviene de un contexto particular y responde a un presente específico. No debemos compararnos ni presionarnos para alcanzar los niveles de espiritualidad de otros, ni debemos sentir frustración por el camino que recorremos de manera personal.

El estado de conciencia elevada puede adquirirse mediante la meditación, la religión, la filosofía, la psicología y un largo etcétera que debe experimentarse y definirse en cada ser humano. Incluso, una misma persona puede encontrar respuestas en diferentes opciones de acuerdo con cada etapa de su propia vida, y eso es normal.

El ser humano tiene en potencia millones de herramientas para trabajar con su propio crecimiento espiritual y para resolver sus problemas existenciales, tan es así que es capaz de lograr cualquier cosa que quiera si se lo propone y si es disciplinado en sus metas. Por eso el autoconocimiento y desarrollo espiritual son infinitos, pero requieren de tiempo y paciencia para investigar sobre lo que cada quien es y sobre las maneras en que queremos definirnos. El primer paso es adentrarse en la reflexión, y luego encontrar los caminos que mejor nos queden en ese momento de nuestra vida.