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Además de la mala alimentación, ¿qué ocasiona sobrepeso y obesidad?

Septiembre 27, 2018

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¿Qué vas a aprender con esta nota?

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  • Las principales causas del sobrepeso y la obesidad

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  • Recomendaciones para contrarrestar esas causas

Según datos de la última Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, en el 2016, el 73% de la población adulta de México padecía sobrepeso u obesidad: siete de cada 10 adultos, cuatro de cada 10 jóvenes y uno de cada tres niños.

 

Así, México se ha convertido en el país que tiene la mayor tasa de obesidad y sobrepeso entre los integrantes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), donde incluso ha superado a Estados Unidos.

 

Una de las consecuencias de esta tendencia es que México también ocupa el primer lugar en cuanto a número de adultos con diabetes, pues el 15.8% de la población la padece, frente a un promedio mundial del 7%.

 

Además, el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo para desarrollar otras enfermedades como colesterol alto, hipertensión, enfermedades cardiacas e insuficiencia renal.

 

Principales causas de sobrepeso y obesidad

Aunque en la mayoría de los casos el sobrepeso y la obesidad se dan porque se ingieren más calorías de las que se gastan, debido a la combinación de una mala alimentación (generalmente alta en grasas y carbohidratos) con una escasa o nula actividad física, existen otros factores que pueden propiciarlas o agravarlas.

 

1. Desequilibrios emocionales. Para muchas personas, la comida es la respuesta ante emociones como enojo, tristeza y frustración o a situaciones de estrés, ansiedad, nerviosismo y presión. Si a esto se suman el sedentarismo y una mala alimentación constante, el escenario para que se presenten el sobrepeso y la obesidad está totalmente dado. 

 

Para evitarlo, además de aprender a canalizar las emociones y, de ser necesario, buscar ayuda psicológica profesional, la actividad física es clave. Ayuda a quemar las calorías extra que se ingieren y es benéfica para mejorar los estados emocionales negativos que orillan a las personas a comer de más o a comer por ansiedad lo que no deben, como azúcares, harinas y grasas en exceso. 

 

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2. Problemas hormonales. El sistema nervioso central es el encargado de regular la ingesta de alimentos y de enviar la señal de saciedad al estómago. En este proceso intervienen hormonas como la leptina, que en algunas personas no funciona bien debido a mutaciones que la inactivan o generan resistencia a ella, lo cual ocasiona que nunca se sientan del todo satisfechas y coman más de lo que su cuerpo necesita.

 

La resistencia a la leptina es causada por el consumo excesivo de azúcares refinados, alimentos con alto contenido en grasa, carbohidratos refinados y jarabe de maíz de alta fructosa, que se usa para endulzar alimentos procesados, como galletas, pan dulce, pasteles y bebidas saborizadas.

 

Para que la leptina cumpla su función adecuadamente se recomienda consumir alimentos naturales y ricos en fibra, como verduras, frutas, grasas saludables y proteínas magras, así como evitar o reducir al mínimo la ingesta de aquellos que propician la resistencia del organismo a esta hormona.

 

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3. Falta de sueño. Cuando no duermes lo suficiente, además de que andas aletargado, somnoliento y con poca capacidad de concentración, tu organismo también sufre cambios químicos. Entre ellos está el aumento de la cantidad de grelina, la hormona que provoca la sensación de hambre, y la disminución en los niveles de leptina, que es la hormona que manda la señal de saciedad. 

 

Al combinarse estas dos reacciones vas a sentir más hambre de lo normal y la falta de saciedad te hará comer más y más, sin que te sientas totalmente satisfecho. Por eso es importante dormir las horas necesarias y descansar bien.

 

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4. Factor genético. El sobrepeso y la obesidad tienden a ser hereditarios, así que existe un mayor riesgo de padecerlos si se cuenta con familiares directos que los tengan, en especial si se trata de ambos padres. 

 

Esto se debe a que la intolerancia a ciertas sustancias y las tendencias vinculadas a la producción de hormonas que regulan el comportamiento metabólico tienen un componente genético. Por esta razón, si tu familia tiene una tendencia al sobrepeso, debes tener especial cuidado en tu alimentación, en tu estado emocional y en la cantidad de actividad física que realizas para evitar continuar con esa tendencia a la acumulación de grasa corporal.

 

5. Enfermedades. Debido a los cambios y alteraciones que generan en el organismo, algunas enfermedades pueden conducir al sobrepeso y la obesidad, como el hipotiroidismo, que desacelera el metabolismo y hace que el cuerpo procese de forma más lenta los alimentos, por lo que no se queman a tiempo las calorías suficientes y su exceso se acumula en forma de grasa.

 

El síndrome de Cushing es otra enfermedad que puede ocasionar una subida de peso, ya que las glándulas suprarrenales producen una cantidad excesiva de una hormona llamada cortisol (conocida como la hormona del estrés), que en muchos casos genera una mayor acumulación de grasa.

 

Otro padecimiento que puede llevar al sobrepeso es el síndrome del ovario poliquístico, que provoca concentraciones altas de las hormonas llamadas andrógenos, cuyo desequilibrio ocasiona, entre otras cosas, aumento de peso.

 

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6. Medicamentos. Algunas medicinas tienen el efecto secundario de que pueden propiciar el aumento de peso (aunque no a todas las personas les afectan por igual). Los corticosteroides, los antidepresivos y los medicamentos para controlar la epilepsia pueden provocar aumento de peso. Esto se debe a que en ciertos casos disminuyen la velocidad con la que el cuerpo quema calorías, aumentan el apetito o hacen que el cuerpo retenga más líquidos.

 

Si estás bajo tratamiento con algún medicamento que pueda ocasionarte una subida de peso, consulta con tu médico para que te recomiende las mejores alternativas para evitarlo; además, mantén una alimentación balanceada y procura ejercitarte todos los días.

 

7. La edad. Sí, el tiempo no pasa en vano y con los años el metabolismo se puede volver más lento, mientras que la masa muscular se empieza a perder, lo cual, además, disminuye la velocidad con la que el organismo quema calorías. 

 

Para evitarlo, es necesario que te mantengas activo, sin importar la edad que tengas. Elige tu deporte favorito y date un tiempo para practicarlo diariamente. Si tienes problemas articulares o no te gustan los ejercicios cardiovasculares muy intensos, prueba con una actividad de bajo impacto (aunque no por eso menos efectiva) como yoga, pilates o natación.

 

Mantenerte activo es tan sencillo como salir a caminar 30 minutos cada día y realizar pequeños cambios, como evitar los elevadores o escaleras eléctricas y en cambio, subir y bajar a pie. Recuerda que el movimiento es vida y prevenir el sobrepeso y la obesidad, junto con todos los riesgos que conllevan, está en tus manos. 

 

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