El síndrome de muerte infantil súbita (SMIS), o "muerte en la cuna", es como se conoce a la muerte repentina e inexplicable de un niño menor de un año de edad. 

Se le considera el mayor causante de fallecimientos de bebés sanos, principalmente entre los 2 y 4 meses de edad. En Estados Unidos cobra cerca de mil 500 vidas cada año, mientras que en México se registran, en promedio, 350 muertes al año debido a esta afección.

Para reducir el riesgo de que esto suceda, los expertos de la Academia Americana de Pediatría (AAP) recomiendan que los bebés duerman en la misma habitación que sus padres (aunque no en la misma cama) por lo menos durante sus primeros seis meses de vida y, de preferencia, hasta que cumplan un año.

Hacer esto, reduce el riesgo de SMIS hasta en un 50 por ciento, debido a que los padres pueden estar al pendiente del pequeño mientras duerme y atenderlo de inmediato en caso de que detecten anomalías en su respiración.  

La AAP afirma que la posición más segura para poner a dormir a un bebé es boca arriba, además, se recomienda colocarlos en una superficie firme, como la cuna o el bambineto, con sábanas ajustadas. Es importante no cubrirlo con cobijas o cobertores, ni usar gorritos en su cabeza. En caso de que la temperatura sea baja y pudiera tener frío, se le puede vestir con ropa más calentita, como una pijama de una pieza que cubra sus pies o un mameluco.

Además, es importante evitar el uso de ropa de cama y accesorios elaborados con materiales suaves, incluyendo los protectores de los barandales de las cunas, las mantas, las almohadas y los juguetes de tela suaves. Esto se debe a que estos objetos pueden llegar a obstruir la respiración del bebé o causar sobercalentamiento, lo cual los vuelve peligrosos durante la noche.

Por otro lado, la AAP indica que alimentar al bebé únicamente con leche materna por un periodo mínimo de entre cuatro y seis meses reduce el riesgo de SIDS hasta en un 70 por ciento.