El término "estómago en sandía" es otro nombre para una afección conocida como ectasia vascular antral gástrica (GAVE, por sus siglas en inglés). Debido al nombre, no es extraño que lo primero que te venga a la mente sea la imagen de un vientre grande y ovalado; sin embargo, el término deriva de la apariencia interna de la mucosa estomacal en las personas que padecen ectasia vascular antral gástrica.
El doctor Kenneth W. Schroeder, gastroenterólogo de la Clínica Mayo, explica que la dilatación de los vasos sanguíneos en la mucosa de la parte inferior del estómago suele crear unas rayas rojas, similares a las rayas verde oscuro y claro de la corteza de la sandía. Estos vasos sanguíneos tienden a sangrar dentro del estómago.
Es bastante raro que la ectasia vascular antral gástrica sea la causa de un sangrado interno, pues lo más común es que ocurra en personas de edad avanzada, especialmente en mujeres.
La afección puede relacionarse con enfermedades crónicas y prolongadas como cirrosis del hígado, con enfermedades autoinmunitarias como escleroderma (endurecimiento y fibrosis de la piel), con la enfermedad de Raynaud o con enfermedades renales.
El problema principal de la ectasia vascular antral gástrica es la pérdida de sangre, porque ésta no suele ser visible, a diferencia de la presencia de sangre en las heces o el vómito, que pueden detectarse a simple vista.
La sospecha de un sangrado interno podría surgir cuando un análisis de sangre normal muestra depauperación de glóbulos rojos debido a deficiencia de hierro (anemia) sin ninguna explicación obvia. Entonces, se puede detectar la ectasia vascular antral gástrica con un examen endoscópico del esófago, el estómago y el duodeno, llamado esofagogastroduodenoscopia o EGD.
Existen varias alternativas de tratamiento para el "estómago en sandía". El método principal que podría recomendar el médico es emplear un endoscopio para aplicar calor dirigido, ya sea mediante láser o coagulación con plasma de argón, a fin de cauterizar y sellar esos vasos sanguíneos dilatados.
Otras técnicas podrían ser la ligadura y la crioterapia. En raras ocasiones y cuando los tratamientos endoscópicos no tienen éxito, podría existir la posibilidad de operar para extraer esa parte del estómago. Por lo general, los médicos recetan un tratamiento para sellar bien los vasos sanguíneos hasta poder controlar el sangrado.
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