En el mundo actual, muchas personas sufren de ansiedad. Puede ser desde un sentimiento pequeño hasta algo ya mucho más grave, como un ataque de pánico. Parece que cada día es más común, pero eso no quiere decir que sea algo que se debe normalizar o tratar a la ligera. Antes que nada, debes recordar que lo puedes platicar con un terapeuta o alguien cercano a ti.

Es probable que te des cuenta de que tienes ansiedad por algunos cambios en tu comportamiento; sin embargo, también tiene una gran repercusión en tu salud física, lo que a la larga puede convertirse en un problema mucho más serio.

La ansiedad es una parte normal de la vida. Por ejemplo, es posible que hayas sentido ansiedad antes de dirigirte a un grupo o en una entrevista de trabajo.

A corto plazo, la ansiedad aumenta la respiración y el ritmo cardiaco, y concentra el flujo sanguíneo en el cerebro, que es donde en ese momento más se necesita. Esta respuesta física te prepara para enfrentar una situación que tu organismo considera amenazante (sea real o no).

Sin embargo, si dicha reacción se vuelve demasiado intensa, podrías comenzar a sentir mareos y náuseas. Un estado de ansiedad excesivo o persistente puede tener un efecto devastador en tu salud física y mental.

Sistema nervioso central

La ansiedad y los ataques de pánico a largo plazo pueden hacer que tu cerebro libere hormonas de estrés de manera regular. Esto puede aumentar la frecuencia de síntomas como dolores de cabeza, mareos y depresión.

Cuando te sientes ansioso y estresado, tu cerebro inunda tu sistema nervioso con hormonas y químicos diseñados para ayudarte a responder a una amenaza. La adrenalina y el cortisol son dos ejemplos.

Sistema cardiovascular

Los trastornos de ansiedad pueden causar frecuencia cardiaca rápida, palpitaciones y dolor en el pecho. Puedes correr el riesgo de sufrir hipertensión arterial y enfermedades cardiacas.

Sistema inmune

La ansiedad puede desencadenar tu respuesta al estrés de "lucha o huida" y liberar una avalancha de químicos y hormonas, como la adrenalina, en tu sistema.

A corto plazo, esto aumenta el pulso y la frecuencia respiratoria, de modo que el cerebro puede recibir más oxígeno. Esto te prepara para responder apropiadamente a una situación amenazante. Tu sistema inmunológico puede incluso recibir un breve impulso. Con el estrés ocasional, tu cuerpo vuelve a funcionar normalmente cuando el estrés pasa.

Pero si te sientes ansioso y estresado repetidamente o si dura mucho tiempo, tu cuerpo nunca recibe la señal para volver a funcionar normalmente. Esto puede debilitar tu sistema inmunológico.

La ansiedad también puede causarte otros síntomas como:

• Dolores de cabeza.
• Tensión muscular.
• Insomnio.
• Depresión.
• Ansiedad social.

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