Además de los problemas de salud que conlleva la pandemia por sí misma, el confinamiento que ésta ha ocasionado genera también otros problemas que afectan la salud de millones de personas.

El sedentarismo, por ejemplo, ha aumentado considerablemente durante los meses de aislamiento parcial o total, que en México son ya casi 8. Ya que desde marzo la recomendación es mantenerse en casa lo más posible, muchas personas aún realizan sus labores escolares y profesionales desde casa, por lo cual han eliminado la actividad física que realizaban al caminar o subir y bajar escaleras durante sus trayectos, y ahora pasan más tiempo sentados frente a las pantallas. 

Si notas que la ropa te queda más ajustada o incluso que la báscula marca algunos kilos de más, es buen momento para determinar tu índice de masa corporal (IMC), el cual te ayudará a identificar si tienes sobrepeso u obesidad y empezar a trabajar en resolverlo.

La manera de calcularlo es muy sencilla, sólo divide tu peso en kilos por el cuadrado de tu estatura en metros (kg/m2). Por ejemplo, si pesas 65 kilos y mides 1.60, divide 65/(1.60 x 1.60). El resultado es 25.39.

Si la cifra es igual o superior a 25 quiere decir que tienes sobrepeso. Si es igual o superior a 30, significa que tienes obesidad, según los parámetros establecidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). 

Esto no es un tema que se deba dejar de lado, ya que se calcula que, en los próximos 30 años, las enfermedades relacionadas con la obesidad cobrarán más de 90 millones de vidas en los 36 países que conforman la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), entre los que se encuentra México.

Si crees que la contingencia ha tenido efectos negativos en tu bienestar o simplemente quieres adoptar nuevos hábitos para sentirte mejor, las siguientes recomendaciones te ayudarán a mejorar tu estado de salud y prevenir enfermedades a futuro.

Acude con el nutriólogo

Dietas keto, veganas, low carb, vegetarianas, ayuno intermitente y más están a un clic de distancia, pero ¿sabías que la Secretaría de Salud advierte que si no te alimentas adecuadamente aumentas el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial, osteoporosis, algunos tipos de cáncer y anemia?

Así que antes de simplemente dejar de comer algún tipo de alimento, probar cualquier dieta que viste en internet o ese remedio milagroso que tu vecina jura que le funcionó, acude con un especialista en nutrición para que elabore un plan alimenticio y de ejercicio de acuerdo con tus necesidades.

Diles adiós a los enlatados

Aunque son más prácticos, también son más dañinos para la salud por su alto contenido en sodio, el contacto directo con los componentes del revestimiento de las latas, la pérdida de nutrientes (como la fibra, que ayudan al sistema digestivo) y la adicción que pueden llegar a causar en algunas personas.

Prefiere los alimentos naturales y cocinados por ti; aprovecha si trabajas en casa y utiliza el tiempo que te ahorras en los trayectos para prepararte una comida rica, nutritiva y con ingredientes naturales y frescos.

¡Activa tu cuerpo!

Además de los 30 minutos de ejercicio al día que recomiendan los doctores, si trabajas o estudias en casa, levántate cada hora del escritorio y camina por tu casa, sube y baja escaleras, realiza estiramientos sencillos y algunos ejercicios visuales. 

No sólo evitarás dolores de cuello, sino también dolores de cabeza, fatiga y resequedad visual e incluso una tendinitis. Aunque no notes la diferencia de inmediato, tu cuerpo estará más sano y te ahorrarás padecimientos de varios tipos.

Consultas médicas y análisis clínicos periódicos

Si te sientes más cansado de lo normal, tienes dolores musculares o de cabeza frecuentes, o tienes cualquier tipo de malestar, puede que te hagan falta algunas vitaminas y nutrientes o, en algunos casos, que haya alguna enfermedad que no hayas detectado. 

Para saber la causa de tus malestares, evita googlear tus síntomas y mejor acude a una revisión médica para que el especialista te diga qué estudios clínicos debes realizarte. Además, acudir al médico de manera periódica, aunque no te sientas mal, te ayudará a prevenir o detectar enfermedades y así mantener un buen estado de salud general.

Opta por la prevención 

Si crees que cuidar tu salud es un buen hábito, pero muy costoso, piensa que lo que gastas en prevención es mínimo si lo comparas con lo que desembolsarías en medicamentos, consultas, análisis y atención hospitalaria si llegas a padecer alguna enfermedad crónica o degenerativa. Así que la prevención siempre será lo mejor.

Una alternativa de prevención es también adquirir un seguro de gastos médicos. Esta inversión te permitirá cuidarte a ti y a tus seres queridos, sin afectar la economía familiar. Lo más importante al elegir un seguro es que realmente cubra tus necesidades y sea accesible para tu bolsillo. Compara los costos y beneficios de varias opciones antes de decidir. 

Realizar pequeños cambios en tu rutina diaria que tengan efectos positivos en tu salud, así como prevenir y monitorear de manera constante tu estado físico, siempre será lo mejor que puedes hacer por ti. Recuerda siempre asesorarte con especialistas y a través de instituciones de salud certificadas. No dejes tu salud en manos de internet ni de los consejos del amigo o la vecina.

Con información de Bupa

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