Con cada cambio de estación, tu cuerpo se siente diferente. En invierno, por ejemplo, se prepara para estar en relajación y almacenar energía. En primavera es momento de poner esa energía en marcha, pero después de todo ese tiempo en pausa, puede resultar difícil.

La fatiga durante la primavera –o cuando se acerca el cambio de estación– es real. Es un trastorno que puede dejar a los afectados excesivamente cansados, perezosos e incluso deprimidos. Suena contradictorio, pero el cambio de estación puede afectar el ritmo de tu cuerpo.

Este estado de cansancio suele describirse como un trastorno afectivo estacional inverso. Típicamente se piensa que el cansancio y la depresión están relacionados con los días cortos y fríos del invierno, pero la primavera también puede crear estos síntomas. La teoría es que a medida que los días se alargan, el cuerpo reajusta automáticamente sus niveles hormonales.

En el invierno tu cuerpo está ocupado en producir melatonina, la hormona del sueño. Pero cuando llega la primavera, tu cuerpo reacciona al aumento de luz y libera más serotonina, la hormona de la actividad. Este cambio tan brusco puede ser una carga pesada para tu cuerpo y es probable que te sientas mucho más cansado durante algunas semanas mientras te adaptas.

Estos son los síntomas

• Fatiga.
• Letargo.
• Mareos.
• Incremento de dolores de cabeza.
• Sentimientos de depresión.

Remedios para aliviarte de este trastorno

• Mantén la temperatura y la humedad ambiental constante a niveles apropiados para ti.
• Establece rutinas diarias y semanales. La actividad estructurada ayuda a tu cuerpo a ajustarse a los cambios de manera progresiva y relativamente constante.
• Escucha a tu cuerpo para que puedas mantener el ritmo de trabajo y la actividad física.
• Bebe mucha agua. El agua limpia las toxinas del sistema y estimula el metabolismo. La deshidratación puede causar dolores de cabeza y fatiga. Beber agua puede ser la solución más simple y efectiva para la fatiga.
• Consume con frecuencia pequeñas cantidades de alimentos nutritivos. Asegúrate de que al menos 1/3 de tu plan de comidas incluya verduras y frutas frescas para obtener vitamina C.
• Para la vitamina B1, un nutriente esencial para los sistemas nervioso y circulatorio, consume frijoles, nueces, semillas, pescado, carne de cerdo, espinacas, espárragos y granos.
• Sal y haz ejercicio. Incluso tan sólo 15 minutos de exposición al sol pueden llenar al cuerpo con una cantidad adecuada de vitamina D para el día.
• Date una ducha fría. Tiene un efecto refrescante y te brindará energía.
• Báñate con sales de Epsom o visita un sauna. Ambos pueden tener un efecto relajante.
• Mantén una estrategia para tu estabilidad emocional, como la meditación consciente, la aceptación y la práctica de la bondad, o un programa terapéutico.