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Por qué visitar museos ayuda a promover la tolerancia

Enero 09, 2018

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De acuerdo con la Encuesta Social General Española del Centro de Investigaciones Sociológicas, tanto el trabajo en las artes como su apreciación (incluyendo la asistencia a conciertos, obras de teatro y las visitas a museos) invitan a generar un compromiso cívico de empatía, tolerancia y solidaridad. Además, los investigadores han descubierto que tras realizar visitas a museos –incluso después de una sola visita– las personas exhiben mayores niveles de empatía histórica y tolerancia con otros seres humanos. Esto demuestra que visitar museos no sólo es una actividad recreativa o algo que debiera ser exclusivo para quienes se interesan en temas históricos o artísticos, sino que vale la pena que lo haga todo aquel que quiera mejorar su capacidad de análisis, su nivel cultural y su inteligencia emocional.

 

Los museos son espacios donde se resguarda el espíritu de las sociedades. En ellos hay más que pinturas, esculturas e instalaciones; hay vidas. La experiencia de cada visitante es única, pero el mensaje es claro: lo más bello del mundo es su diversidad. Así, a través de las exposiciones se puede comprobar que existen múltiples formas de ver y retratar la vida. También es posible descubrir cuántas culturas asombrosas han existido a lo largo de la historia. Aunado a ello, la riqueza de las colecciones demuestra que la belleza no tiene una sola cara ni el amor tiene una sola vía. Notamos en las obras que el cuerpo humano puede tener millones de formas hermosas a las que se suman sus diferentes tonos de piel y rasgos, y que tan perfecta es una obra de temática bucólica como otra que se decante por lo grotesco. El arte, además, es un vehículo por medio del cual se pueden conocer los valores que han sido importantes para cada sociedad, por lo que observar con detenimiento las obras exhibidas en cada exposición es como tener una conversación con millones de personas diversas.

 

Museos que promueven la empatía y la tolerancia

El arte de Vincent Van Gogh es magnífico. Sus pinceladas nerviosas y alargadas de colores brillantes resultan fascinantes, pero entender al hombre detrás de esas obras no es fácil. Por eso, el Museo Van Gogh de Ámsterdam cuenta con una audio guía que no sólo presenta las obras del artista, sino que explica su elaboración e inspiración a través de la narración de la vida del pintor y la lectura de fragmentos de sus cartas. Esta guía invita a los asistentes a conocer detalles íntimos de su vida, sus relaciones amorosas, el apoyo profesional y emocional que siempre le brindó su hermano, el proceso de deterioro de su salud y el regalo a la humanidad que hizo Vincent Willem, sobrino del artista, al hacer un préstamo permanente de todas las obras de esta colección para su exhibición en el museo. Así, el Museo Van Gogh no sólo promueve la apreciación del impresionismo sino también la valoración de artistas cuyo trabajo no es reconocido, la comprensión de personas con enfermedades mentales, el apoyo entre familiares y la generosidad, entre otros valores.

 

Otro ejemplo destacado es el Centro de Documentación sobre la Historia del Nacionalsocialismo en Múnich. Ahí, más allá de poder conocer la problemática histórica del antisemitismo, la exposición lleva a los visitantes a través de una reflexión que llega hasta el presente. Contrario a tratar el nazismo como algo del pasado, la exhibición compara los mensajes de discriminación publicados y promovidos durante la Segunda Guerra Mundial con mensajes idénticos publicados en la actualidad en torno a musulmanes y homosexuales. Con ello, hace un llamado al público a no caer en los mismos prejuicios que solamente fomentan la intolerancia y el odio.

 

En adición a los anteriores, el Museo Memorial de la Paz en Hiroshima incita al rechazo al desarrollo de tecnología nuclear y a la empatía con las víctimas de la bomba atómica. Lo logra a través de una museografía que aborda la vida de niños y adolescentes que murieron como consecuencia de esta tragedia. Por su parte, en México, el Centro Cultural Universitario Tlatelolco cuenta con la exposición Memorial 68, que pretende establecer un puente entre el espíritu de la juventud en los 60 y la realidad política actual. Además, invita a los visitantes a reconocerse como ciudadanos promotores de los derechos humanos capaces de protestar pacíficamente, y a luchar solidariamente en contra de las injusticias.

 

Por supuesto, el mayor ejemplo de un museo que ha logrado exitosamente la promoción de valores sociales positivos es el Museo Memoria y Tolerancia. Ahí, a lo largo de todo el año, la memoria se rescata para hacer un llamado a la acción, a la no violencia, a la no discriminación, a la tolerancia y el entendimiento.

 

Con lo anterior, es evidente que visitar museos como parte de nuestras actividades de ocio y enriquecimiento cultural no sólo es cuestión de placer sino de necesidad, para crear un mundo mejor.


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