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Acciones que no dejan marcas, pero son violencia

Abril 11, 2018

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La violencia de género es uno de los mayores problemas que se enfrentan actualmente en México, que, según el reporte más reciente de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), ocupa el lugar 14 de 103 países en el indicador de prevalencia de la violencia contra las mujeres. 

 

Es probable que al hablar del tema lleguen a tu mente los casos de mujeres que han sido asesinadas, violadas y golpeadas, sin embargo, esos actos no son los únicos que se consideran violencia de género, son solamente la punta de un iceberg muy profundo.

 

De los 46.5 millones de mujeres mayores de 15 años que hay en México, más del 66% ha enfrentado situaciones de violencia de cualquier tipo (emocional, física, sexual, económica, patrimonial o discriminación laboral) alguna vez en su vida, de acuerdo con los más recientes datos recabados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). 

 

Los resultados de la cuarta “Encuesta nacional sobre violencia contra las mujeres”, llevada a cabo por el INEGI en octubre y noviembre de 2016, indican que 10.8 millones de mujeres sufrieron algún tipo de intimidación, hostigamiento y acoso o abuso sexual, que no sólo se refiere a consumar el acto sexual en una violación, sino que abarca desde señas y palabras obscenas hasta ser tocadas sin consentimiento. 

 

Como puedes ver, la violencia de género no sólo consiste en golpes, violación y muerte, pues bajo la punta del iceberg existen diferentes niveles y matices, que incluyen las agresiones verbales, la humillación, la discriminación y la cosificación de la mujer. 

 

Muchas veces, esos niveles que no se toman tan en cuenta son los que anteceden las agresiones físicas y pueden servir como alerta para prevenirlos. 

 

La infografía del “Iceberg de la violencia de género”, creada por Amnistía Internacional, te puede ayudar a identificar esos niveles que no suelen estar a la luz de los reflectores. 

La punta del iceberg está formada por los tipos de violencia que inundan los titulares noticiosos: agresión física, abuso sexual, violación y asesinato. Más abajo están otras caras visibles, pero que no llegan al maltrato físico, como los gritos, amenazas e insultos.

 

Y ya en la parte del iceberg que no se ve, se encuentran todas esas actitudes en las que la violencia contra la mujer no se manifiesta de manera explícita y que, por lo tanto, suele pasar desapercibida para muchas personas.

 

Ahí, en la base del iceberg se encuentran el lenguaje y los chistes sexistas, los chantajes emocionales, la desvalorización, la humillación y las actitudes como ignorar, desvalorizar, controlar y anular a la mujer.

 

Hasta el fondo están los llamados micromachismos, que son una forma de violencia de género que se relaciona con los estereotipos y que se ha perpetuado a través del tiempo al transmitirse de generación en generación. Un claro ejemplo es la idea de que las mujeres deben saber cocinar, ser madres, esposas y amas de casa.   

 

Si detectas alguno de estos actos en tus relaciones diarias, toma cartas en el asunto y hazles saber a quienes los realizan que no te sientes cómoda con ello. De ser necesario, pon distancia de por medio con quienes te violentan y si la agresión está tipificada como delito o falta administrativa, no dudes en denunciar

 

Por otro lado, si te das cuenta de que tú misma has caído en actitudes sexistas, también puedes trabajar en ello para ser más empática con las demás mujeres y evitar que esas ideas sexistas sigan pasando de generación en generación. 


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