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5 malos hábitos nutricionales y cómo combatirlos

Mayo 24, 2018

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Actualmente es muy común que las personas tengan malos hábitos nutricionales, los cuales se dan principalmente por el ritmo de vida apresurado, que impide preparar los alimentos en casa, y el fácil acceso a las opciones alimentarias poco saludables, como la comida rápida.

 

Estos son algunos de los malos hábitos más comunes en lo que a nutrición se refiere, así como las consecuencias que tienen para la salud y la manera de solucionarlos

 

Saltarte comidas

La idea de que pasar varias horas sin comer o saltarse comidas son hábitos que sirven para bajar de peso es falsa. Además de que tienen el efecto contrario y propician la acumulación de grasa, ocasionan daños en la salud, como gastritis, falta de nutrientes, fatiga y riesgo de enfermedades como la diabetes.  

 

A veces este mal hábito no surge por querer perder peso, sino por falta de tiempo. En este caso, lo que te recomendamos es planear bien tus días, establecer horarios de comidas (desayuno, comida y cena, y dos colaciones entre ellos) y respetarlos.

 

El desayuno suele ser la comida que más se salta por falta de tiempo. Para evitarlo, puedes preparar algo rápido y nutritivo, como un smoothie con tu leche favorita y la fruta de la temporada que más te guste. Otra opción es un sándwich de queso panela, aguacate, jitomate y lechuga. O bien, fruta picada con yogurt natural o queso cottage y un poco de granola.  

 

Para tus colaciones, puedes llevarte al trabajo varias piezas de fruta lavada, o un recipiente con nueces, almendras y cacahuates naturales. Así tendrás snacks saludables para toda la semana y evitarás la tentación de ir a comprar papas, dulces o galletas.   

 

No tomar suficientes líquidos 

Ya que el organismo está conformado en su mayor parte por agua, el líquido es esencial para que el cuerpo realice adecuadamente sus funciones. Además, al mantenerte bien hidratado, mejora tu rendimiento y concentración.

 

Lo recomendable es beber por lo menos 1 litro y medio de AGUA al día. Lo ponemos en mayúsculas porque los refrescos, jugos y bebidas azucaradas no cuentan. 

 

Para que te hidrates constantemente, lleva siempre contigo una botella con agua; si es natural, mucho mejor (y si la botella es reutilizable, perfecto, ya que así también cuidas al medioambiente).

 

Si no te gusta el agua simple, prepara agua de flor de jamaica o limón natural. Lo ideal es que la bebas sin endulzar, pero si de plano no te pasa, agrega un poco de miel de abeja o de agave, o un edulcorante hecho con Stevia. 

 

Alimentación pobre en frutas y verduras

Ya sea por falta de tiempo, por la creencia de que su preparación es complicada o por falta de planeación en las compras semanales, es frecuente que las frutas y verduras no figuren en la dieta diaria de muchas personas. 

 

Esto es negativo para la salud, ya que las frutas y verduras aportan nutrientes esenciales, como vitaminas, minerales y antioxidantes, además de una importante cantidad de fibra, que es necesaria para mantener una buena digestión. Lo que los expertos recomiendan es consumir al menos cinco porciones de frutas y verduras al día.

 

Procura incluir en tu lista de compras diferentes frutas y verduras. Si eliges las de temporada ahorrarás algo de dinero y obtendrás productos más frescos, con mejor sabor y más nutritivos.  

 

Y si no cuentas con tanto tiempo para cocinar, prefiere las que se consumen crudas (como jitomates, zanahorias, pepino, jícama, lechuga, espinacas), con las cuales puedes preparar deliciosas ensaladas. Para darles un mejor sabor sin necesidad de usar aderezos, agrega limón y aceite de oliva o limón con un poco de miel, si te gusta combinar sabores dulces.  

 

Dieta basada en alimentos procesados

En la actualidad existe un consumo alto de azúcares, harinas refinadas y grasas. Esto se debe a que los productos como galletas, pan dulce, frituras y toda clase de botanas y platillos de comida rápida se encuentran en todas partes y suelen ser económicos. Esto los hace tan accesibles que es muy fácil consumirlos en exceso. 

 

Su consumo excesivo favorece el sobrepeso, la obesidad y la mala nutrición, pues se trata de productos que aportan solamente calorías vacías, es decir, te dan saciedad y calman tu hambre y antojo, pero no te dan ningún nutriente y suman demasiadas calorías a tu dieta.

 

Para solucionarlo, no se trata de satanizar estos productos y prohibir su consumo, sino de hacer elecciones más conscientes. Prefiere los alimentos frescos y  disminuye el consumo de los alimentos industrializados. Si puedes evitarlos por completo, mejor, pero puedes dejarlos para un antojo ocasional, o la comida rápida para una vez al mes, por ejemplo.

 

Realizar dietas restrictivas

Desde hace años existen dietas que se ponen de moda y que eliminan por completo ciertos grupos de alimentos, como los carbohidratos. Quizás haya a quienes les funcionen, pero no es lo más saludable, ya que pueden ocasionar descompensaciones en el organismo y, al dejar de hacerlas estrictamente, generar el efecto “rebote”, que te hace ganar incluso más peso del que perdiste. 

 

Más que hacer dietas con las que mueres de hambre, de lo que se trata es de aprender a comer sano, variado y equilibrado. Para esto, es importante combinar alimentos de los diferentes grupos: lácteos y sus derivados, carne, granos y cereales, frutas y verduras. Si no consumes productos de origen animal, busca la mejor alternativa vegetal para sustituir sus nutrientes. 

 

Planea tu menú semanal y compra los productos necesarios para elaborar los platillos. Y organiza tus horarios para que te dé tiempo de cocinar y disfrutar de tus comidas. 

 

Si lo piensas un poco, comer bien es realmente más sencillo de lo que crees; sólo necesitas dedicarle un poco de tiempo y planear bien tus compras y tus menús diarios, así como elegir las porciones más adecuadas para ti y tu estilo de vida.


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