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La energía limpia no va a salvarnos, la economía limpia sí podría

Agosto 07, 2017

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Este 2017 se han roto las máximas históricas de la temperatura gracias al aparentemente irrefrenable cambio climático: sequías e inundaciones atípicas han llenado las noticias desde febrero, cuando se registraron las temperaturas más altas en lo que va del siglo. Estos fenómenos han sido una llamada de atención para nuestras prácticas energéticas: los hidrocarburos nos van a llevar a la extinción. Es urgente que el petróleo y las gasolinas dejen de ser nuestra principal fuente de energía, pero, ¿esto es suficiente? Jason Hickel, antropólogo y economista, escribió para The Guardian que no.

 

Aunque lográramos mudar todo nuestro consumo de energía hacia las energías limpias, los hidrocarburos sólo representan el 70% de las emisiones de gases tóxicos a escala mundial; el 30% restante se debe a causas muy diversas, entre ellas la deforestación ocasionada por las industrias agrícolas y ganaderas, que, de hecho, contribuyen aún más al calentamiento global que todos los automóviles, trenes y aviones del mundo.

 

Otra industria que contribuye enormemente al calentamiento global es la del plástico, el cemento, el acero y otros materiales, responsables del 16% de las emisiones de gas metano a nivel mundial. Es importante comprender esto: no sólo se trata de el tipo de energía que utilizamos sino de para qué la estamos usando. Si seguimos produciendo de la forma irresponsable en que lo hacemos, no tendremos oportunidad en contra del calentamiento global. Los movimientos ecologistas se han centrado durante años en hacer conciencia sobre los combustibles que utilizamos, cuando deberían ocuparse de algo mucho más profundo: nuestras políticas económicas. La demanda de combustibles fósiles se debe a la demanda en la extracción de materiales y la producción de mercancías, eso es lo que tenemos que modificar.

 

Los científicos estiman que, si seguimos produciendo como hasta ahora, para el 2050 habremos acabado con todos los bosques tropicales de la Tierra sin importar qué tipo de energía usemos. La energía limpia es importante pero no va a acabar con la pobreza, la desigualdad y las crisis ocasionadas por este sistema económico. Por eso es fundamental sumar esfuerzos para encontrar una nueva vía, empezando por la forma en que, como consumidores, seguimos comprando lo que se produce para mantener nuestro estatus sin importar las condiciones de producción o las consecuencias para el medio ambiente. Esta toma de conciencia nos corresponde a todos, no sólo a los empresarios.

 

Con información de The Guardian

 

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