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Comida y ansiedad, una combinación que puede ser fatal para la salud

Enero 19, 2017

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De acuerdo con investigaciones realizadas por el Departamento de Medicina Familiar del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), la ansiedad y la obesidad suelen estar estrechamente relacionadas y su combinación puede convertirse en un factor de riesgo para la salud.

 

Por una parte, el sobrepeso y la obesidad consisten en la acumulación excesiva de grasa en el organismo, y según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), más de mil 900 millones de adultos tienen sobrepeso y más de 600 millones de ellos se encuentran ya en el rango de obesidad.

 

La OMS explica que una persona padece sobrepeso cuando el índice de masa corporal (cociente entre la estatura y el peso de un individuo al cuadrado) es igual o superior a 25, mientras que, cuando esta cifra es igual o mayor a 30, se trata de obesidad. 

 

Por otro lado, la ansiedad es una emoción que aparece cuando una persona se siente en una situación de peligro, sin importar si la amenaza es real o imaginaria, y ello se manifiesta a nivel emocional y físico

 

Los síntomas mentales incluyen preocupación constante, cansancio, irritabilidad, problemas para concentrarse y dificultad para conciliar el sueño, mientras que en el ámbito físico se expresa con pulsaciones elevadas, sudoración excesiva, tensión muscular, temblores, mareos, desmayos y respiración profunda, entre otros.

 

Pero ¿por qué la obesidad y la ansiedad están tan íntimamente relacionadas? Los resultados del estudio realizado en el IMSS con personas adultas que padecen sobrepeso indican que el 55% de los pacientes padecía una ansiedad leve, el 40% tenía ansiedad de moderada a grave y sólo el 5% no presentó ansiedad.

 

Esto se debe a que, en muchos casos, la comida se utiliza como forma de canalizar otros problemas, es decir, no se come por hambre o para cubrir la necesidad de alimentarse sino por ansiedad, tristeza o estrés, por ejemplo.

 

La doctora Mónica Katz y la especialista en nutrición Vanesa Anger fueron las encargadas de realizar la investigación, con el objetivo de conocer la relación que existe entre la obesidad y la alimentación manejada por las emociones. 

 

Los resultados indican que la ansiedad es la emoción que más se vincula con la necesidad de comer, pues estuvo presente en el 74% de las personas consultadas. Por otro lado, el 77% de las mujeres y el 61% de los hombres manifestaron que canalizan su ansiedad a través de la comida. Las personas que fueron estudiadas tenían una edad promedio de 45 años y un índice de masa corporal de 31.7. El 6.8% de los pacientes tenían un peso normal y saludable, el 29.9% tenían sobrepeso y el 53.2% obesidad.

 

"Una emoción es un estado mental y fisiológico conectado a una amplia gama de sentimientos, pensamientos y conductas. La ingesta emocional es conceptualizada como comer en respuesta a estados afectivos, generalmente vinculados a emociones negativas", explica la doctora Katz.

 

Para evitar que la ansiedad se convierta en un factor de riesgo para llegar a tener obesidad es importante limitar el consumo de algunos alimentos, especialmente aquellos ricos en azúcares y grasas, y sustituirlos por frutas, verduras y agua cuando se sienta la necesidad de comer por ansiedad.

 

También es necesario respetar los horarios de comida, no saltarse ninguna de ellas y evitar consumir antojos entre las mismas. Además, realizar actividad física diariamente ayuda a mantener un peso saludable y también es una forma de liberar la mente para disminuir los efectos de la ansiedad.


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