¿Alguna vez te has topado con esas personas que asumen el papel de víctima para llamar la atención y obtener lo que quieren? Es muy probable que sí. Puedes identificarlos porque se trata de individuos que recurren a las quejas y lamentaciones para tener la atención emocional que necesitan, obtener beneficios e imponer su voluntad, al causar lástima para manipular a los demás.

Esta clase de personas se escudan en su victimismo para no responsabilizarse de nada. Según lo que expresan en sus quejas y lamentos, todo lo malo que les ocurre es siempre por culpa de los demás o de las circunstancias. 

Estas actitudes las vuelven incapaces de reflexionar y analizar sus actos, así como de reconocer y aceptar sus errores, por lo que prefieren encerrarse en su papel de víctima.

Las personas que se victimizan, lo hacen por un problema de madurez emocional que muy probablemente viene desde su infancia, cuando recurrir a esa estrategia les servía para atraer la atención y para obtener lo que querían. 

Muchas veces, las personas que se victimizan consiguen tener las atenciones que desean, sobre todo cuando se encuentran con individuos demasiado empáticos o débiles emocionalmente. Sin embargo, en la mayoría de los casos solamente lo logran por un tiempo, porque quienes les rodean suelen cansarse de sus quejas y negatividad. 

Características de un manipulador emocional que recurre al victimismo

Tienen una visión distorsionada de la realidad, en la que todo lo que les ocurre es culpa de los demás, de su entorno o de las circunstancias, nunca es responsabilidad de ellos mismos. Creen fervientemente que los demás siempre actúan de mala fe, con el objetivo de afectarles. Por esta razón, no son capaces de tomar las riendas de su vida, de sus decisiones, de sus actos y las consecuencias de éstos. 

Se sienten bien cuando los demás los escuchan, les dan atención y se compadecen de sus lamentos. No recurren a ti para contarte sus tragedias porque busquen ayuda o un consejo para solucionar sus problemas, sino que sólo quieren la compasión y el protagonismo que su victimismo les proporciona. Si no logran esto contigo o si les haces ver que están mal, seguramente se molestarán contigo y te lo harán notar con su actitud.

Son incapaces de reflexionar sobre sus actos y no saben reconocer sus errores. Esto se debe a que se niegan a ver la realidad y no quieren responsabilizarse de sus errores o malas decisiones. Para su inmadurez es más sencillo engañarse al creer y buscar hacer creer que ellos no tienen la culpa de nada, y que todo lo que les sucede es por causa de factores externos.  

No poseen un sentido de autocrítica y no les gusta recibir críticas, ni siquiera constructivas. Como consecuencia del punto anterior, los victimistas son demasiado intolerantes a las críticas, no soportan que les hagan ver sus errores, mismos que nunca aceptarán. Así, terminarán por alejarse de aquellas personas que no caigan en sus engaños y que les hagan ver lo que hacen mal.

¿Cómo consiguen manipular a los demás las personas victimistas?

Lenguaje victimista. Las palabras que usan están encaminadas a hacer sentir culpable a quien escucha. Si no ven que esto funcione, pueden incluso recurrir al llanto y la huida para desarmar a quien quieren manipular.

Responsabilizan a los demás. Todo lo que dicen busca demostrar la culpabilidad de la persona a la que pretenden manipular. Cuando se dan cuenta de que ese sentimiento de culpa se ha instalado en el otro, saben que podrán recibir las atenciones que buscan y los beneficios que desean obtener.

Eligen a quién manipular emocionalmente y saben encontrar sus puntos débiles. El victimismo no se ejerce a la ligera. Se utiliza con quien la persona manipuladora sabe que puede lograr hacer efectiva su manipulación, en quien hará surgir sentimientos de culpa y duda para poder imponer su voluntad.

¿Cómo evitar caer en su manipulación?

Con este tipo de personas, lo más saludable es mantener la distancia. Puedes mantener una relación respetuosa, sin involucrarte con ellas más allá de lo necesario y sin dejar que liberen en ti su cúmulo de quejas. 

Si es alguien en el trabajo, limítate a tratar únicamente los asuntos laborales, deja de lado la esfera personal para evitar que empiece a contarte todas las tragedias de su vida y asuma contigo el papel de víctima. 

Si es alguien de tu familia o un amigo, aprende a establecer límites sanos y evita esos temas que conducen a las quejas y lamentaciones. Procura hablar más sobre cosas positivas o neutrales, como la última película que viste, los resultados del futbol, el clima o cualquier otra cosa que no le dé pie para tender sus redes de manipulación. 

En pocas palabras, no pierdas tu tiempo ni energía en escuchar sus lamentaciones, y no te dejes envolver en su juego de causar lástima. Recuerda que sólo pueden manipularte si tú lo permites.