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5 consejos de la filosofía antigua para una dieta espiritualmente sana

Enero 19, 2016

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Lo que comemos es tan importante que: "somos lo que comemos" y que nuestra alimentación debería de ser "nuestra medicina". Y sin embargo, la importancia de la comida no debería de ser tal que "vivamos para comer" y no en cambio "comamos para vivir". La comida esencialmente debe de proveer energía y si bien en el acto de alimentarnos es sano que encontremos cierto placer, este placer no debe de convertirse en una obsesión e infatuación tal que afecte la energía que recibimos y la dirección de la misma a otras actividades. El ser humano es un animal que tiene una dimensión de significado (o una dimensión espiritual), por lo tanto reducirlo a solamente algo material y concupiscente es un despropósito.

 

 

1. Moderación

 

Una de las grandes enseñanzas de diversas escuelas de la Antigua Grecia fue la moderación o también la templanza. Sócrates famosamente defendió la idea de que todas las cosas deberían de hacerse en moderación. Luego esta frase ha sido aumentada para decir que incluso la moderación debe ser moderada, buscando un equilibrio que necesariamente debe ser flexible. Aristóteles escribió que es lo propio del hombre sabio no buscar el placer sino buscar eliminar el dolor. Esto es fácilmente traducible a un protocolo de alimentación: comer sin excesos (solo lo necesario); comer las cosas que sabemos tienen nutrientes y  no ser demasiado inflexibles de tal forma que no caigamos en una dieta sin ningún asomo de placer. 

 

2. La comida debe der ser agradable y libre de culpa

 

Debemos de comer lo que nos gusta, con moderación e inteligencia, pensando en ese punto de unión donde lo rico es lo bueno y lo verdadero. Acostumbrar al cuerpo a sentirse agusto con la comida sana puede ser un proceso, pero la naturaleza es sabia y después de un rato la comida que nos hace bien nos sabrá igual o mejor que la comida poco nutritiva diseñada para bombardear taimadamente nuestras papilas gustativas. Dicho eso, si comemos en alguna ocasión algo que no debiera ser parte de nuestra dieta diaria no sirve de nada hacerlo con un sentimiento de culpa. El intestino, de hecho, es un segundo cerebro y reacciona rápidamente a señales de estrés. El filósofo Manly P. Hall, dice al respecto en su libro "Self-Unfoldment by the Discipline of Realization": "Una comida para ser útil para el cuerpo debe de ser placentera, saborosa y disfrutable. No es una desgracia comer, pero sí lo es comer demasiado, hacerlo sin conocimiento y de manera incómoda".

 

3. No dediques demasiado tiempo a comer o elaborar la comida

 

Más allá de ocasiones especiales donde ciertamente lo amerita, no te pases el día entero pensando en  y preparando la comida. Pitágoras enseñaba que la comida debía de ser simple y nutritiva, no constar de demasiados elementos y sobre todo no quitarle demasiado tiempo a la persona de tal forma que no le afectara en su practica filosófica. Esto significaba también que la comida debía de ser digerida fácilmente y no producir efectos secundarios como perturbar el sueño o excitar la mente.  Como siempre, el equilibrio es recomendado: a veces  es preferible pasar unos minutos extras elaborando una comida más sana que no nos va causar problemas después a tomar una vía rápida solamente porque tenemos muchas cosas que hacer. 

 

 

4. Haz cambios de dieta gradualmente y avanza poco a poco

 

Como todos los puntos aquí esto se liga con el principio fundamental de la moderación. Un buen ejemplo de esto es cuando alguien intenta volverse vegetariano: si no lo hace poco a poco y con una buena planeación dietética lo más probable es que sufra mucho. Este mismo consejo aplica a todos los cambios de dieta y en general a todos los cambios que buscamos hacer en nuestra vida. La espiritualidad se fundamenta en la disciplina, en el crecimiento gradual y en la acumulación de mérito. 

 

 

5. Medita unos minutos antes de comer

 

En algunas tradiciones se reza antes de la comida y se da las gracias. Esto va en el mismo sentido de colocar al comensal en un estado de conciencia relajada y positiva, lo cual, más allá de nuestra fe religiosa, hace que la comida sea mejor digerida. Meditar es una excelente opción para el ser humano moderno que no tiene un filiación religiosa. Una breve meditación de 5 minutos antes de comer todos los días puede evitarte futuros gastos tomando medicamentos para problemas digestivos.

 

Twitter del autor: @alepholo


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