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¿Qué tipo de terapia es mejor para ti? Parte V: terapia humanista

Octubre 13, 2016

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La terapia humanista tiene su fundamento en el pensamiento de la psicología humanista, el cual se encuentra en mayor auge cada vez porque responde a la crisis de la modernidad propia del siglo XX y XXI.

 

La psicología humanista se centra en comprender la totalidad de aspectos que nos hacen seres humanos, incluyendo todas las preguntas sobre la trascendencia y los motivos por los cuales estamos aquí, viviendo.

 

Su principal precursor es Abraham Maslow, el creador de la famosa Pirámide de Maslow. Él se adscribe a la psicología humanista porque en ésta se abarcan otros dos enfoques que el mismo Maslow definió en sus libros: las psicologías freudianas y  las corrientes conductistas y objetivistas.

 

La psicología humanista se fundamenta en dos movimientos filosóficos: la fenomenología y el existencialismo. De la fenomenología retoma la experiencia intelectual y emocional con la cual obtenemos conocimiento como única fuente legítima de experiencia, pues el ser humano no puede experimentar la “realidad en sí” de manera directa ya que los sentidos actúan como un filtro de esta información.

 

Del existencialismo reconoce la importancia de la consciencia y la angustia vital para poder buscar el sentido de la existencia y el dinamismo de la existencia. Es decir, la vida siempre se está desarrollando, por ejemplo, con cada toma de decisiones.

 

Una terapia humanista busca que el paciente mejore su capacidad para tomar decisiones y crear proyectos de vida. El terapeuta participa en la medida en que ayuda al paciente en su búsqueda existencial, pero el trabajo es siempre sobre la consciencia del paciente, pues sus representaciones mentales y estados subjetivos son un conocimiento suficientemente válido para definirse a uno mismo.

 

La terapia humanista es ideal si te encuentras en alguna de estas situaciones:

 

  • Adicción a sustancias tóxicas o intolerancia a la comida

  • Traumas

  • Depresión

  • Problemas al relacionarte en familia o pareja

  • Duelo

  • Fobia a hablar en público

  • Reducción en habilidades sociales

  • Estrés, ansiedad, frustración, problemas para tomar decisiones

  • Problemas de autoestima o calidad de vida

 

Recuerda que pedir ayuda no es algo negativo. Al contrario, a todos nos beneficia de alguna manera. Si quieres conocerte mejor o modificar algún aspecto en particular con el que no te sientas cómodo en tu vida, asistir a terapia es una excelente idea.

 

Si quieres leer el resto de textos de esta serie y definir qué tipo de terapia es mejor para ti, visita:

 

Terapia sistémica

Terapia cognitivo-conductual

Terapia gestalt

Terapia EMDR

 

Fuentes:

Terapia humanista

Psicología y mente

 

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