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Frecuencias que curan el alma

Octubre 05, 2017

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La música es una ley moral. Dota de alma al universo, de alas a la mente, permite a la imaginación volar, da encanto y alegría a todas las cosas, a la vida misma.

Platón

 

Muchas corrientes que trabajan con la energía y más de 400 estudios científicos apuntan a las cualidades medicinales del sonido y de la música. Esto no es nada nuevo; de hecho, Pitágoras ya hablaba de la posibilidad de hacer terapias de curación sonora. Él decía que ciertos acordes armónicos producían reacciones específicas positivas en el cuerpo humano que mejoraban ciertos malestares físicos y espirituales. Pero no sólo los griegos pensaron en esto. Existen múltiples rituales en culturas orientales como los tibetanos o los wixárika, y en las culturas occidentales como los huicholes, relacionados con la música y la sanación.

 

La idea de que el sonido armoniza al cuerpo es bastante viable. Basta con considerar que el cuerpo se constituye principalmente de agua (60%) y que los líquidos, en este caso, el agua, reaccionan ante las ondas sonoras. A ello se suma el hecho de que el cuerpo en general reacciona ante las vibraciones emitidas por fuentes externas, sea un aparato reproductor, un instrumento, la voz o cualquier elemento en el entorno que produzca un sonido. Claro, no es igual la reacción a una frecuencia sonora positiva que a una frecuencia sonora negativa (ruido).

 

Por lo anterior, los expertos se han preocupado por estudiar lo que se conoce como frecuencias solfeggio. Estas frecuencias sonoras provienen de los cantos gregorianos, los cuales se componían a partir de la antigua escala musical de seis tonos: UT (posteriormente Do), Re, Mi, Fa, Sol y La. Se dice que armonizan nuestro bienestar al influir en diferentes aspectos de la psique y el cuerpo.

 

Algunas de las frecuencias solfeggio y otras frecuencias sanadoras, así como sus beneficios, son:

 

285Hz Incita la sanación de células y tejidos. Favorece el rejuvenecimiento.

 

337Hz – Estabiliza la circulación sanguínea. 

 

396Hz – Combate el miedo, la culpa y otros pensamientos o sensaciones de baja frecuencia.

 

417Hz – Se utiliza para liberarse del campo negativo, deshacer situaciones nocivas y facilitar el cambio.

 

432Hz – Es energía positiva que permite limpiar el aura y equilibrar los chakras.

 

528Hz – Se conoce como la frecuencia del amor o tono milagroso. Ayuda a la regeneración celular y del ADN, la reparación y la curación.

 

625Hz Ayuda al funcionamiento del hígado y los riñones, además de disminuir los problemas nerviosos.  

 

639Hz – Equilibra la capacidad de relacionarte con otros y la unidad, además de fortalecer la autoestima.

 

741Hz – Limpia las células. Expande la intuición y la conciencia.

 

764Hz Normaliza el sistema nervioso.

 

852Hz Favorece la intuición, la conciencia espiritual, la fuerza interior y la autorrealización.

 

963Hz – Activa la glándula pineal, es decir, aquella relacionada con una conciencia divina.

 

Tras revisar más de 400 estudios en torno a los beneficios de la música para la salud cognitiva, científicos de la Universidad McGill de Montreal publicaron en el 2013 el artículo “The Neurochemistry of Music”, en la revista Trends in Cognitive Sciences. En él apuntaron los elementos característicos de la música y su utilidad terapéutica. Éstos incluyen la generación de un sentido de recompensa, placer y motivación; la reducción del estrés y la ansiedad; el fortalecimiento del sistema inmune, y la facilitación de construcción de lazos sociales.

 

Sin duda, podemos concluir que vale la pena aprovechar las virtudes de la música como una herramienta agradable y dulce para lograr nuestro bienestar. 


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