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Consejos de un introvertido para iniciar y mantener una conversación

Junio 28, 2016

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5 minutos de lectura

En los últimos años la introversión ha sido un tema que, por razones no del todo claras, ha provocado una enorme curiosidad, sobre todo en los contenidos que circulan cotidianamente en Internet. La era digital, según parece, llevó los reflectores a quien menos los disfrutan, los introvertidos, acaso porque existe una secreta afinidad entre estos e Internet misma: el aislamiento que hace falta para navegar, el gusto por el vagabundeo ocioso y sin un propósito definido, la recompensa continua de una curiosidad incesante, los gatos, y poco más que eso. Hasta cierto punto podría decirse que Internet es como un gran introvertido en quien otros han encontrado compañía y medio de expresión.

 

Esta vez, sin embargo, no queremos detenernos mucho en ese fenómeno y más bien proponer un contenido práctico para ese tipo de personalidades. Como sabemos, los introvertidos se caracterizan por transmitir cierto grado de timidez cuando se encuentran con otras personas, mucho si se trata de muchas, menor entre menos sean. Con uno o dos amigos, un introvertido se sentirá perfectamente cómodo y confiado, pero en una reunión de más de 10 o 15 personas, siendo la mayoría desconocidos o apenas frecuentados, lo más probable es que el introvertido calle, se retraiga y apenas se muestre.

 

¿Pero esto es justo? En realidad, no. Con cierta frecuencia los introvertidos son personas a las que vale mucho la pena conocer, que si callan es por algún tipo de temor, pero no porque no tengan de qué hablar. “Las personas más silenciosas tienen las mentes más ruidosas”, dijo alguna vez Stephen Hawking, y esto sin duda aplica a muchos introvertidos.

 

De ahí que quisimos reunir una serie de consejos para iniciar una conversación, de la nada, que a veces es como ocurren las mejores cosas.

 

 

Comienza con lo más sencillo

Quizá te sorprenda, pero usualmente lo más sencillo es también lo más efectivo. Preguntar a alguien en qué trabaja, de dónde conoce a quien te invitó, si le gusta la música que se escucha en la fiesta. Hay personas que solo esperan una entrada para hablar con alguien y a otras no les interesa que se trate de una frase trillada. Además, hay que empezar con algo, ¿no crees?

 

Habla de lo que te interesa, lo que te gusta, lo que sabes

Si hablas de lo que te gusta te sentirás más seguro y confiado, pero sobre todo mostrarás lo que eres: los libros que prefieres, la música que escuchas, las cosas que haces a diario, quizá incluso parte de tu historia y de tus expectativas de futuro.

 

Pero también escucha al otro 

Mostrar lo que eres tiene una implicación: los otros pueden expresar lo que piensan al respecto. Pueden estar de acuerdo pero también disentir, pueden compartir tu agrado pero también encontrar desagradable eso que ti te gusta. 

 

Y acepta su manera de ver las cosas

Lo anterior, sin embargo, no tiene que ver contigo. No te lo tomes personal. Si alguien aborrece un libro que tu amas no es porque a ti te guste, sino porque en la historia del otro las circunstancias se conjugaron para que detestara ese libro. 

 

 

No te pierdas en tus impresiones, pensamientos, etc.

En este sentido, procura no perder el enfoque de la conversación. Los introvertidos tienen tendencia a pensar de más, a dudar, a preguntarse cada palabra que dicen y la manera en que las ordenan. Y nadie puede tener la mente en dos lugares al mismo tiempo por mucho tiempo. Estás aquí o estás en tus pensamientos. Y lo mejor, con cierta frecuencia, es estar aquí. La reflexión tiene su propio momento y lugar. 

 

Si tienes algo que decir, dilo

Otro rasgo usual de las personas introvertidas es que prefieren guardarse sus opiniones, sus ideas, sus propuestas. De nuevo, injustamente, pues aunque nada garantiza que se trate de una idea genial, divertida, inesperada, tampoco nada garantiza lo contrario. Por eso es mejor decirla, y que la propia circunstancia dicte su recepción. 

 

Nadie comparte tus juicios

¿Por qué los introvertidos prefieren callar? Con cierta frecuencia, porque llevan consigo una voz que siempre está juzgando sus ideas y sus actos, comparándolas con un ideal o un parámetro inalcanzable por definición. Nada de lo que digan o proponga será suficientemente divertido, ni suficientemente inteligente, ni suficientemente asombroso. Nada será suficiente nunca, dice esa voz, a la que el introvertido escucha más de lo que debería. Pero si algo es liberador a este respecto es saber que, para decirlo crudamente, nadie comparte esos juicios y quizá incluso a nadie le interesan (no a priori). Tus parámetros para considerar ingenioso algo que digas o hagas son tuyos, de nadie más, y quizá sean más severos o más laxos que los de otras personas. ¿Por qué no disfrutar de tus actos libremente, sin que pienses de antemano que pueden ser tontos o aburridos? Comportándote así, sin prestar atención a lo que los otros puedan pensar de ti (que no es más que un reflejo de lo que piensas de ti mismo/a), seguramente encontrarás mucho más gusto en vivir, y te será mucho más fácil realizar una acción simple y cotidiana como tener una plática con otra persona.

 

 

¿Qué te parecen estos consejos? ¿Agregarías alguno? ¿Modificarías otro? ¿Crees que te servirán para iniciar y sostener conversaciones? ¡No dejes de darnos tu opinión en los comentarios!


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