El psicólogo Carl Jung popularizó los términos introversión y extroversión, los cuáles describió en su libro “Tipos de personalidad”. Estos dos términos ser refieren a dos actitudes con respecto al mundo que dan fruto a dos formas opuestas de relacionarse con él. Básicamente los introvertidos centran su atención hacía en si mismos, volviendo la mirada hacia los procesos mentales y emocionales de su mundo interior. Por otro lado, los extrovertidos centran su atención en el mundo exterior, la gente y cosas con las que se relacionan. Es por esto que suele considerarse a las personas sociables como extrovertidos. 

Sin embargo uno de los errores frecuentes con respecto a la introversión es considerarla como sinónimo de timidez. Algunos introvertidos son tímidos, pero el que no se relacionen tanto socialmente no significa que carezcan de relaciones o que no las aprecien. Simplemente las establecen en términos distintos. Por ejemplo, un introvertido prefiere pasar tiempo con una sola persona, un mejor amigo, mentor o pareja, mientras que un extrovertido prefiere pasar el tiempo en grupo, relacionándose con muchas personas.

Vale la pena mencionar que nadie es totalmente introvertido o extrovertido. Todos tenemos un poco de ambas características, es sólo que una de las dos suele ser predominante. En palabras de Carl Jung: 

 

“Si usted toma a una persona extrovertida, encontrará en su inconsciente una cualidad introvertida, porque todas las cualidades de los extravertidos juegan en su consciencia y el introvertido se queda en el inconsciente. 

Un ejemplo de un introvertido que no necesariamente es tímido es Bill Gates, a quien claramente su introversión no le impidió alcanzar sus metas. La actriz Audrey Hepburn también se consideraba una introvertida, hablando de si misma alguna vez dijo: 

“Soy una introvertida… me encanta estar conmigo misma  en la naturaleza, amo hacer una larga caminata con mis perros mirando los árboles, las flores y el cielo”. 

Una diferencia crucial entre introvertidos y extrovertidos es cómo manejan su energía. Después de pasar mucho tiempo con otras personas un introvertido se siente cansado y necesita tiempo consigo mismo para recargarse, por otro lado un extrovertido se sentirá revitalizado por el contacto social. Entender este punto es clave para relacionarse exitosamente con un introvertido. Ya que las parejas entre introvertidos y extrovertidos son populares y pueden ser exitosas si ambos entienden sus diferencias, aprecian sus cualidades y crean espacio en la relación para balancear las necesidades de ambos. 

Puede ser que los introvertidos no sean el alma de la fiesta pero ciertamente gustan de ir a lo más profundo de sus relaciones. Sienten con intensidad y aunque pueden tener dificultades para hablar de si mismos pero prestarán atención a las palabras y deseos de sus compañeros. Enamorarte de un introvertido podría ser tu oportunidad para experimentar al mundo de una manera que nunca habías imaginado. Por otro lado los extrovertidos proporcionan a sus compañeros la oportunidad de salir y experimentar lugares, personas y eventos que por si mismos nunca buscarían. Además pueden ayudarles a no tomarse tan en serio y salir a divertirse de vez en cuando. 

Por cierto, los introvertidos pueden ayudar a sus contrapartes a tomar decisiones menos impulsivas y pensar detenidamente. Además su necesidad de regularidad y rutina puede proveer de estructura y constancia a los extrovertidos. Aunque estos últimos deben entender que si su pareja no quiere estar con ellos en un momento determinado no es porque no les ame, sino porque necesita tiempo consigo para recargar sus baterías. Y a veces preferirán quedarse en casa en lugar de atender a compromisos sociales. Sin embargo, a pesar de las diferencias, el baile entre estas dos actitudes ante la vida puede traducirse en una experiencia enriquecedora para ambas partes. Pues a través del intercambio ambos obtienen una vida más balanceada y completa.