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La época de la Diosa: desde el neolítico a la teoría de Gaia

Septiembre 02, 2017

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En las últimas décadas ha surgido lo que se conoce como el "movimiento de la Diosa" (Goddess Movement), una serie de manifestaciones cultuares que buscan referir a un pasado ancestral en el que se rindió culto fundamentalmente a una divinidad femenina ligada a la naturaleza, y en el cual se vivió en paz e igualdad. Investigadores y arqueólogos como Riane Eisle, Marija Gimbutas, James Mellaart e incluso el famoso etnobotánico Terence McKenna han contribuido a la discusión de esta idea y la posibilidad de que en el neolítico hayamos vivido una especie de sociedad igualitaria, mucho más armónica. Esta idea ha sido abrazada por movimientos como el neopaganismo Wicca o el ecofeminismo, entre otros.

 

James Mellaart, por ejemplo, encontró un sitio neolítico en el cual se hallaron figuras femeninas y paralelamente no se hallaron señas de armas o combate en la zona. Marija Gimbutas fue la principal exponente de la tesis de que por un periodo prehistórico, justo previo a la era arcaica, existieron sociedades matriarcales mayormente agrarias y pacíficas que fueron luego exterminadas por tribus guerreras nómadas patriarcales. Eisle y Terence McKenna difundieron la noción de que previo a lo que llaman "la cultura del dominador", existió una especie de idilio de comunión con la naturaleza, en sociedades que tenían como base el culto a la Diosa Madre y las cuales vivían bajo un esquema de parejas equitativas. Esto en oposición a sociedades en las que se tiene como base a una divinidad masculina, generalmente ligada al Sol o al cosmos.

 

Aunque actualmente muchos académicos han criticado esta versión de un matriarcado ancestral pacífico e igualitario, lo que es indudable es que existieron ciertas culturas en las cuales el culto a la divinidad femenina jugó un papel preponderante y en las cuales las mujeres no estuvieron suboordinadas a los hombres. Como es el caso, cuando se investiga lo sucedido hace 10 mil años o más, la información es poco concluyente y no se puede hablar de que existiera algo así como una época generalizada en la historia de la humanidad en la que el matriarcado fuera la forma fundemantal de organización. Por supuesto, se pueden tener sospechas informadas sobre tiempos en los que existió un mayor balance entre los sexos. Después de todo, el movimiento de la Diosa no pretende afirmarse por encima de los hombres sino solamente notar que las mujeres han sido también admiradas y veneradas y han tenido un poder que merece recordarse y honrarse.

 

Un culto antiguo que ha sido reapropiado por este movimiento en Occidente es el shaktismo, una religión hindú ligada en gran medida al tantrismo, en la cual se venera prinicpalmente a Shakti (la energía o poder universal) y a sus desdoblamientos. Muchos practicantes tántricos de hecho veneran fundamentalmente a la Diosa (a Devi) y consideran a todas las mujeres como emanaciones directas de la divinidad. Esto mismo ocurre en el budismo tibetano tántrico donde se considera -al menos en teoría- que todas las mujeres son dakinis, algo así como budas femeninos.

 

Con el surgimiento de la crisis ecológica y paralelamente de la teoría de Gaia, del biólogo James Lovelock, la cual mantiene que la Tierra se comporta como un superorganismo, parece natural y relevante revalorar la noción de cuidado del planeta, responsabilidad e interdependencia. Siendo que generalmente estas cualidades han sido asociadas con la mujer, es natural que exista una especie de revival de la feminidad ligada a este aspecto sagrado. Evidentemente las mujeres no son solamente fecundidad, fertilidad, maternidad, cuidado, nutrición y demás, pero estas cualidades asociadas con lo femenino sí deben ser resaltadas y valoradas en la protección del medio ambiente y en el cuidado de las relaciones humanas. Asimismo puede ser provechoso recordar que nuestras raíces culturales han imaginado ambos sexos como divinos y reimaginarse desde esta divinidad inherente, cuando no es solamente un viaje de ego o un mecanismo de defensa, es una forma de encontrar significado y vitalizar nuestras imágenes corporales.


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